OPINIONES

Las palabras no se las lleva el viento

Yolanda Pardo

Solemos decir papelito habla, las palabras se las lleva el viento, pero no es así. Una palabra dicha sin pensar, puede causar muchos problemas y heridas que no cicatrizarán jamás, mientras que las que contienen deseos positivos causan una sensación perdurable de bienestar, pero más allá de todo esto, nuestro lenguaje es tan poderoso que usándolo debidamente, podemos llegar a transformar nuestro cuerpo.
Investigadores rusos junto con lingüistas y genetistas, por sus hallazgos y resultados, concluyeron que el ADN no sólo sirve para la construcción de nuestro cuerpo, sino como almacenamiento de datos y en la comunicación.
Algunos maestros espirituales han sabido desde hace mucho tiempo, que nuestro cuerpo es programable por medio del lenguaje. Las palabras y el pensamiento, tienen un enorme poder. Tal vez por ello, también la religión católica ha exhortado sobre los pensamientos “pecaminosos” que finalmente, no es por otra cosa sino porque nos perjudican la salud física, mental y espiritual.
Los investigadores advierten que para que podamos programar nuestro cuerpo, las frecuencias deben ser las correctas, es por eso que no todos consiguen los resultados deseados.
Se debe trabajar en los procesos internos y en la madurez para poder establecer una comunicación consciente con el ADN.
El ADN tiene su propio lenguaje, similar al nuestro, cada célula escucha cada palabra que decimos o pensamos, no la descarta ya sea casual o se trate de una broma, simplemente obedece a nuestros comandos mentales u orales y todos ellos tienen potencial de manifestarse.
Cada pensamiento tiene un pulso vibratorio que magnetiza otros pensamientos similares, por eso se pueden magnificar por la ley de atracción tanto en lo positivo como en lo negativo. La creencia genera una especie de gusano vibratorio seduciendo al pensamiento para que se materialice.
Afirman en escritos del “Despertar cuántico” que si aprendemos a comunicarnos con nuestro universo interior, en el camino hacia la creación de nuestro mundo ideal en la tierra, es imprescindible tomarnos el tiempo para reducir la velocidad y estacionarnos en el corazón.
“Al entrar en el templo interno, nuestro diálogo con el ADN se escucha fuerte y claro, sin ruido exterior, a medida que nos adentramos más en la comunicación con nuestra conciencia celular, encontramos conductos infinitos de creación disponibles para todos los humanos”, Lilian Gillian Macbeth-Louthan.
Nosotros podemos lograrlo sin necesidad de artilugios. La ciencia lo avalará finalmente en su totalidad y dejará de ser tan suspicaz en esos temas. A mayor consciencia desarrollada, menor necesidad de cualquier tipo de mecanismo.
En la naturaleza, la híper comunicación ha sido aplicada durante millones de años y el flujo organizado de vida en los estados del insecto es prueba contundente. El hombre moderno apenas lo ha percibido como intuición.
Investigadores, que son varios, deducen que la híper comunicación en tiempos modernos es totalmente diferente y creen que si los humanos recobraran la consciencia de grupo, tendrían un enorme poder para crear, formar y alterar cosas de la tierra. Si se usara el poder mental como civilización unificada, se tendría entonces el control de las energías del planeta y como consecuencia obvia, de las que engendran todas las catástrofes naturales.
Una consciencia de grupo ordenada, crea orden en todo su entorno. Cuando un gran número de personas se unen muy cerca, con determinado fin con pensamientos y palabras los potenciales de cualquier cosa perniciosa, como la violencia también se disuelve, parece como si una especie de consciencia humanitaria fuera creada, como si se transmitieran los patrones de ADN.
Todo nuestro genoma es sensible a la vibración como son los pensamientos y las palabras Así que buenas vibras, propósitos de amor y lenguaje transformador para tener un cuerpo, una vida y un mundo ideal y valioso.

Print Friendly, PDF & Email

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *