OPINIONES

El impacto ambiental de la ganadería industrial

Alejandro Pardo

Desde hace ya algunos años, la reducción de la contaminación ha tomado un lugar preponderante en la agenda política mundial, para lo cual, el horizonte es la sostenibilidad económica. Si bien dicho horizonte aún parece lejano y hasta inalcanzable, cada vez existen más alternativas para reducir la emisión de contaminantes. Así, hoy día el crecimiento económico no es suficiente, pues lo deseable es crecer reduciendo el impacto ambiental.
Aunado a esto se pretende mejorar la tecnología a tal punto en el que los recursos naturales puedan ser recuperados al mismo ritmo en el que se explotan por las actividades humanas y sin alterar el funcionamiento de la naturaleza.
Durante esta época de máxima preocupación ambiental, han existido algunos sectores prioritarios, tales como el de los transportes, pues la discusión sobre el impacto ambiental se ha centrado en gran medida en él. Si bien los medios transporte se han caracterizado por ser altamente contaminantes y dañinos para el medio ambiente, hay otros sectores a los que no se les ha dado tanta atención, tal es el caso del sector ganadero.
El consumo de carne y lácteos se ha disparado en los últimos años debido en gran medida a la industrialización que ha permitido la mejora en las técnicas para el engorde, los sistemas de refrigeración y transporte. Dichos avances han permitido a su vez la reducción de los costos de producción y también han disparado tanto los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero como de otros males para el ambiente.
ALGUNOS DATOS
Emisión de gases
Las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria ganadera corresponden al 51% del total de estas emisiones, siendo 32,564 millones de toneladas de co2 anuales. Las emisiones de la ganadería industrial son mayores que las de toda la industria del transporte mundial (coches, aviones y barcos). De acuerdo con la organización independiente Worldwatch cuya especialidad son los temas ambientales.
Uso de agua
De acuerdo con la FAO, al menos 8% del agua usada por los humanos se destina a la producción ganadera.
Para producir industrialmente un kilo de carne de vaca se requieren más de 15,000 litros de agua, mientras que para producir un kilo de queso se requieren entre 3,000 y 5,000 y un kilo de huevos requiere más de 3,000 litros de agua.
De acuerdo con Richard H. Schwartz, una dieta promedio de un ciudadano de Estados Unidos requiere 4,200 galones de agua al día, mientras que el de un vegano promedio requiere sólo de 300.
Uso de suelo
La ganadería es la causa más grande de uso de suelo, ya que el 30% de la superficie terrestre se utiliza para ello.
Asimismo, la expansión de la industria ganadera es una de las principales causas de deforestación. Tan sólo en el Amazonas, se calcula que, desde la década de 1960, la población bovina pasó de 5 millones de cabezas a entre 70-80 millones, al mismo tiempo, alrededor del 15% de la selva amazónica ha sido deforestada y cerca del 80% de estas áreas han sido destinadas al pastoreo.
Según Richard H. Schwartz, una dieta típica omnívora de un ciudadano europeo requiere de una porción de tierra 5 veces más grande que la de un vegano para producirse.
Hoy por hoy, cerca del 70% de las tierras agrícolas son usadas para el pastoreo de los animales y el 10% es usado para cultivar granos para el ganado.
Los granos
Mientras el Consejo para la Alimentación Mundial de las Naciones Unidas señaló que se requiere solamente entre el 10 y 15% de la producción de granos para erradicar el hambre en el mundo, Worldwide apunta que más del 40% de los granos producidos en el mundo son utilizados para alimentar al ganado.
En 1900 se destinaba sólo el 10% de la producción mundial de granos para la alimentación del ganado, en 1950 aumentó a más del 20%, mientras que durante los primeros años de los 90´s rebasó el 40%.
EL CASO DE DINAMARCA
Con todos estos datos, es lógico esperar que, de seguir la tendencia en el consumo de productos de origen animal, el problema de salud pública será inminente, e inconmensurablemente dañino para el medio ambiente.
A fin de prevenir un catastrófico escenario en el futuro, el Comité de ética danés está debatiendo el establecer un impuesto al consumo de las carnes rojas a fin de reducir el consumo y con ello el impacto ambiental. Esto no es de extrañarse pues Dinamarca es uno de los países más adelantados en políticas ambientales y como concluye el estudio Future Food llevado a cabo por la universidad de Oxford, si las personas en el mundo se alimentaran con productos vegetales, las emisiones de gases de efecto invernadero se verían reducidas en un 63%.
Y aunque es poco probable que esta propuesta sea aceptada, establece un parteaguas en las políticas ambientales.
Más allá de políticas, imposiciones e incentivos, la primicia quizá sea el preguntarnos ¿Qué impacto tiene nuestra vida? Luego de respondernos y de acuerdo a la moral de cada uno decidir qué tipo de consumidor y persona se quiere llegar a ser.

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