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EDITORIAL

Sin sombra de duda

Desde luego que los priistas están a la espera de quien va a ser su dirigente con miras a 2018.
No se puede disociar esa selección en una entidad en la que no son gobierno desde 2000, y que en la fecha electoral cumplirán tres sexenios sin presencia política.
Ni negar que la presente dirigencia de Roberto Albores Gleason, sino falta de presencia si ha sido bastante modesta. Mientras había priistas que quieren una actitud más agresiva para retornar a los escenarios, la dirigencia ha sido de muy bajo perfil incluso en el senado mismo.
No son pocos los que se mencionan a la dirigencia estatal del PRI, destacando el diputado presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Pérez Anzueto, pero también el diputado federal Nazar Morales, entre otros como Simón Valanci, más mencionado porque hizo un movimiento político dejando a su hermano Marcos en el cargo, mientras se dice allá arriba que busca una subsecretaría federal.
Al parecer los priistas se mantienen un poco distantes entre sí: el alcalde Tapachula, Nepalí del Toro, ya no dice nada al respecto. Como diputado local quería que su partido resurgiera.
¿Ya no?
Y así vemos un priismo de muy bajo perfil, cuasi disciplinado.

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