JUSTICIA

Persiste trato violento y discriminatorio contra la mujer: SCJN

Ciudad de México l La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coridh) del 16 de noviembre de 2009, conocida como Campo algodonero, constituye un antes y un después en el ámbito de la justicia en nuestro país, ya que por primera vez México fue condenado por violar los derechos a la vida, integridad y libertad personal de mujeres con nombre y apellido, que derivó en la obligación de incluir la perspectiva de género en las investigaciones de casos similares, en los que éstas son víctimas de discriminación y violencia.
Señaló lo anterior el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales, al inaugurar el primer Encuentro Internacional Juzgando con Perspectiva de Género, donde destacó que estamos a unos días de que se cumplan seis años de la sentencia en la que el gobierno mexicano fue señalado por la muerte de las jóvenes en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Trato discriminatorio legitimado
Ante ministros y ministras de la Suprema Corte, consejeros y consejeras de la Judicatura Federal y magistrados de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de Federación (TEPJF) llamó la atención que María del Carmen Alanís no estuviera en el acto, realizado en el hotel María Isabel Sheraton en la ciudad de México, Aguilar Morales señaló que la mujer ha sido relegada en la historia como sujeto de derecho, incluso se ha legitimado el trato discriminatorio hacia ella.
En este contexto, subrayó, la perspectiva de género busca que los impartidores de justicia hagan realidad el principio constitucional de igualdad.
Por su parte, la ministra Margarita Luna Ramos dijo que la constante generalizada es que, sin importar el cúmulo de leyes, la práctica cotidiana es de violencia doméstica y trato discriminatorio hacia la mujer, en particular en lo que se refiere a oportunidades de trabajo, ya sea por tipos de empleo o acceso a niveles superiores.
Juzgar con perspectiva de género, explicó, no implica dar la razón a la mujer por el solo hecho de serlo, sino juzgar reconociendo la existencia de prejuicios, estereotipos, el impacto diferenciado que puede generar una norma y determinar la solución que mejor garantice el derecho a la igualdad. Reconocer a la persona sus derechos y tutelarlos de manera adecuada, enfatizó.

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