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Artur Mas fracasa en segundo intento de gobernar Cataluña

Madrid l En el segundo debate de investidura, para el que sólo hacía falta una mayoría simple, el presidente en funciones y candidato de la coalición Junts pel sí, Artur Mas, no logró los votos necesarios para su primera reelección al frente de la Generalitat de Cataluña.[attention]…[/attention][attention]…[/attention][attention]…[/attention]
Los 62 diputados de su formación apoyaron su plan de gobierno y su disposición a someterse a cuestión de confianza en un año, que era precisamente el último gesto que tuvo con los diez diputados de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), que apoyan el proceso unilateral de independencia pero que votaron en contra de la investidura de Mas por identificarle con la corrupción y los recortes de los servicios públicos.
Mas se estrelló de nuevo contra el rechazo del Parlamento catalán. Frente a los 62 votos a favor de su investidura, ganaron los 73 en contra de la oposición en pleno, formada por los partidos Ciudadanos, Partido Socialista de Cataluña (PSC), Partido Popular (PP), Cataluña si que es pot y CUP.
Mas y los principales líderes de la coalición independentista, entre ellos el máximo dirigente de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Oriol Junqueras, y del cabeza de lista de la coalición y ex europarlamentario de la izquierda verde, Raúl Romeva, se mostraron inquietos, con las caras largas y presos de una enorme tensión durante la sesión de investidura.
Todos los esfuerzos y la negociación a puerta cerrada que mantuvieron los líderes de la CUP fueron infructuosos. Ni siquiera les convenció el plan de gobierno propuesto por Mas, en el que habría más políticas públicas de izquierda y populares y en el que además se estructuraría un gobierno presidido por el propio Mas pero comandado por tres vicepresidencias, que restarían competencias al propio mandatario catalán.
Tampoco sirvió la oferta de última hora en la que Mas y el futuro gobierno se comprometían a someterse a una cuestión de confianza en menos de un año para comprobar que se habían cumplido las condiciones pactadas y se había luchado contra la corrupción.
La respuesta de los diez parlamentarios de la CUP fue un rotundo “No”, que explicaron en que están dispuestos al acuerdo siempre y cuando se cambie el nombre del futuro presidente. Una condición que, al menos de momento, no será asumida por la coalición independentista, entre otras cosas porque Artur Mas mantiene hasta ahora la unidad al interior de su propia formación, CDC, donde cada día hay más líderes que cuestionan el mecanismo elegido para la declaración de independencia y sobre todo depender de una formación como la CUP para formar gobierno, al tildarla de ser una organización anticapitalista y asamblearia.
El futuro inmediato del gobierno catalán dependerá ahora de las negociaciones, todavía abiertas, entre los representantes de las fuerzas independentistas, que tienen legalmente hasta dos meses para formar gobierno o, por el contrario, se tendrá que convocar a unas nuevas elecciones autonómicas. Un escenario que prácticamente nadie desea, salvo los responsables de Ciudadanos, que suben a diario en las encuestas por la contundencia de su rechazo al plan soberanista.

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