Tina Rodríguez
Llama la atención que dos casos que ya son de extrema preocupación para el gobierno, tuvieron que ser expuestos en el exterior para que le llamaran su atención en la interior.
La primera fue la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, que de pronto les brotó en la cara al gobierno federal aun fuera generado desde un gobierno municipal perredista, y que se fue gestando como el símbolo de una ingobernabilidad que aún se vive en Guerrero, y que provocó la caída de su gobernador electo, Ángel Aguirre Rivero, el segundo mandatario perredista que hizo lo necesario para que su partido, dejara de serlo en la elección pasada al ganarle el PRI la gubernatura: Con todo y eso en el exterior la responsabilidad es del gobierno de Peña Nieto por entorpecer la investigación de referencia que a un año el 26 de septiembre, no tiene respuestas sobre el paradero de los normalistas, cuyos padres y compañeros piden sean presentados con vida, en algo que se antoja más esperanza que realidad, ante la forma con que el crimen organizado actúa en aquella entidad del pacífico alto, asesinando y enterrando en tumbas clandestinas a infinidad de gente.
Pero organizaciones de todo tipo aprovechan la coyuntura para hacer todo tipo de desmanes, abusos y demás, a nombre de los normalistas que desde luego es difícil que aparezcan.
La cosa es que hay más de cien personas implicadas, detenidas, procesadas por el caso, mientras los autores intelectuales ya están confesos y es lo que menos importa, y hasta llaman al caso Ayotzinapa como en su momento el caso Acteal, un parte aguas en la vida nacional cuando, nada superara a Tlatelolco 68, sin menso cabo de Aguas Blancas o el asesinato de decenas de migrantes en Tamaulipas.
El segundo gran tema es el aun increíble caso de la fuga del llamado “Chapo”.
Todavía incomprensible, su escape fue también de resonancia mundial y hasta los que nada tienen que ver con la corrupción que hay en los penales, están resultando culpables, y la cosa es que las autoridades apenas comienzan a actuar y a fincar responsabilidades a los presuntos responsables de la fuga, que ya llegó a la ex directora de penales de la SEGOB, pues no va a ser el propio secretario de gobernación, llamado por si acaso tiene que ver.
No, imposible: no estamos en Guatemala; hasta allá arriba no llega la ley.
Nadie dentro y fuera del gobierno entiende cómo un reo de alta peligrosidad como lo era Guzmán Loera gozaba de tantas canonjías.
Hasta su túnel le hicieron para que se fugara tranquilamente.
Y es que las cosas ahí también se llenaron de confusión: Celina Oceguera es la funcionaria de más alto rango investigada en éste caso: es un personaje que recorrió toda la escala dentro de la especialidad penitenciaria y que fue directora del segundo penal del que escapó Guzmán Loera, pero solo que hace unos diez años.
Los señalamientos de responsabilidad en contra de Celina por parte de la justicia mexicana, no distrajeron la atención sobre la enrome corrupción en éste país, y no logró salvar en nada la imagen de un gobierno lleno de malos servidores públicos, empezando por el presidente y el escándalo de la Casa Blanca.
Así las cosas en éste gobierno lento.