¿Qué hay detrás de los acuerdos para la conservación de La Selva Lacandona?

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Selva Lacandona
Selva Lacandona
Por: Segismundo Spinoza segismundospinoza@gmail.com

 

El día 22 octubre Tuxtla Gutiérrez fue sede de una reunión entre mayas lacandones y el gobierno estatal. El evento quedó inmortalizado en fotografías, que demostraban la calidez con la que el gobernador Rutilio Escandón y los representantes del pueblo lacandón establecieron acuerdos para la conservación de La Selva Lacandona. Sin embargo, los retratos que emanaron de la reunión no mostraron lo que ocurrió detrás de escena, pues  los testimonios y los momentos que atravesaron las autoridades de los Bienes Comunales de la Zona Lacandona, describen una realidad distinta de las fotografías que sirvieron para completar la propaganda sobre la conservación del último pulmón de México.

Es importante resaltar que los mayas lacandones recibidos por el gobernador son comuneros de Lancajá Chansayab, una de las seis subcomunidades que conforman el territorio de los Bienes Comunales de La Zona Lacandona.

Mientras los comuneros de Lancajá Chansayab tuvieron la oportunidad de dialogar con el gobernador, la comitiva de 45 personas, asignada por la asamblea de los Bienes Comunales e integrada por mayas lacandones, ch’oles,  tseltales y  observadores de asociaciones civiles, fue recibida en un pequeño cuarto por funcionarios federales y estatales; el gobernador estuvo ausente en esta reunión.

Como parte de su testimonio las autoridades de Bienes Comunales destacaron que al momento de arribar a la capital chiapaneca – el pasado 22 de octubre- la policía preventiva estuvo atenta de cada uno sus movimientos. Finalmente, en las puertas del palacio estatal expresaron ante los funcionarios que los recibieron, el principal motivo de su visita: obtener una respuesta por la cancelación de la reunión programada para el 15 de octubre en Palenque, un encuentro de vital importancia pues en el iban definirse las fechas para comenzar el trabajo de brecheo y amojonamiento de la Zona Lacandona.

Para las autoridades es importante contar con una delimitación agraria congruente con la realidad actual de la Selva Lacandona, ya que el territorio de los Bienes Comunales ha sufrido grandes cambios. Las autoridades de Bienes resolvieron la falta de una delimitación formal a través de acuerdos pacíficos con los colindantes de este territorio. Así concretaron acuerdos agrarios defacto, además de establecer prohibiciones para la cacería y la quema con fines productivos.

La complejidad de la situación de la Selva Lacandona ha tenido una solución sencilla en los medios comunicación: asumir que los acuerdos entablados con una sola comunidad representan los motivos de toda una cultura, es decir la de los mayas lacandones. Al grado que televisoras nacionales han etiquetado esta realidad como un conflicto inter-étnico. Una versión poco acertada, porque quienes fungen como autoridades de Bienes Comunales no solo son mayas lacandones, pues los ch’oles y los tseltales también tienen voz y voto en la asamblea. 

Habría que considerar la situación de la Selva Lacandona, mediante la analogía de una casa común, en el sentido que las diferentes subcomunidades son una habitación de esta casa que sería el territorio de los Bienes Comunales. Con respecto del 22 de octubre, podríamos imaginar que el gobernador recibió a las personas de una sola habitación, pero evitó conversar con la máxima autoridad de esta casa común, es decir la asamblea de Bienes Comunales. La asamblea ha sido creada con la finalidad de mantener el bienestar para todos los habitantes de la Selva Lacandona, es decir la casa común de mayas lacandones, ch’oles y tseltales, por lo que las autoridades comunales aun están en espera de ser recibidos y plantear sus exigencias con el gobernador del estado. 

 

 

 

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