Moscú – La pequeña república norcaucásica de Ingushetia tiene, un nuevo gobernante: el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aceptó la dimisión de Yunus-Bek Yevkurov y designó a Mahmut-Ali Kalimatov como presidente en funciones.
Concluye así la prolongada crisis política que estalló en Ingushetia en el otoño de 2018, cuando Yevkurov firmó con su colega de Chechenia, Ramzan Kadyrov, un acuerdo que cede a su vecina república parte de su territorio al establecer los límites administrativos entre ambas.
Yevkurov, para no enfadar al Kremlin que sancionó el despojo para mantener en su órbita de lealtades a Kadyrov, permitió de modo sumiso que su república perdiera 7 por ciento de sus mejores tierras y bosques, lo cual indignó a todos los clanes de Ingushetia que le retiraron su confianza.
Los mítines de protesta de los ingushes no pudieron revertir la firma de los abusivos acuerdos, pero la Corte Constitucional de Ingushetia llegó a dictaminar, el 30 de octubre anterior, que era ilegal la firma de ese inequitativo acuerdo y el espontáneo movimiento de rechazo a la cesión territorial se calmó creyendo sus impulsores que habían logrado la meta.
Sin embargo, presionado por Moscú, según consideran algunos expertos que siguen de cerca cuanto ocurre en el Cáucaso del norte, Yevkurov presentó un recurso de apelación en una instancia federal superior que, en diciembre de 2018, acabó por darle la razón y ratificó la validez del controvertido acuerdo.
Militar designado por el Kremlin para encabezar Ingushetia desde 2008, Yevkurov –repudiado una década después por sus gobernados, inmerso en una prolongada crisis política– no tuvo más remedio que dimitir, cuatro años antes de concluir su actual periodo.
Kalimatov, el interino seleccionado por la Oficina de la Presidencia rusa, se desempeñó como procurador general de Ingushetia de 2004 a 2007 y desde hace cuatro años trabajaba en la región de Samara en calidad de director de la dependencia a cargo del control medioambiental. Ahora deberá satisfacer las expectativas de sus promotores y, a la vez, lidiar con los clanes locales que, como él bien sabe, influyen de manera determinante en el quehacer político de esa república caucásica. (Fuente/La Jornada)