Londres – Gestionar la salud del planeta, luchar contra la discriminación o innovar en las artes. Los terrenos en que la inteligencia artificial (IA) puede ayudar al ser humano son incontables, y una muy ambiciosa exposición en Londres se propone demostrarlo.
Con el título IA: más que humana, el Barbican, inmenso centro de arte moderno, reúne más de 200 instalaciones, muestras y proyectos de artistas, científicos e investigadores de todo el mundo.
Es un paseo global, desde el sueño ancestral de crear vida artificial hasta la más puntera evolución científica, que se puede realizar desde hoy y hasta el 26 de agosto.
Entre sus platos fuertes, un espacio inmersivo del colectivo japonés teamLab, donde arte y ciencia se dan la mano para permitir al visitante dejar su huella en una naturaleza digital proyectada en la pared que evoluciona en función de estas interacciones.
Robots de todas las formas y tamaños, desde el pequeño perro Aibo de Sony –cuya primera versión de 1999 evolucionó hacia un modelo con IA en 2018– hasta un gran brazo mecánico que prepara y sirve cocteles.
También, sistemas para gestionar la complejidad de una gran ciudad o contribuir a la investigación médica, desde el cáncer hasta la ceguera.
Para frenar el creciente declive de las abejas, el Instituto Tecnológico de Massachussets presenta una colmena sintética que reproduce las condiciones de una primavera perpetua.
La científica y activista estadunidense Joy Buolamwini analiza el sesgo racial en el software de reconocimiento de facial, mostrando que para ser reconocida debe ponerse una careta blanca. Un programa deficiente puede reproducir la discriminación que existe en nuestras sociedades, advierte la italiana Francesca Rossi, responsable de ética en IBM Research. Pero correctamente diseñada, señala, la IA puede ayudar a identificar y evitar los perjuicios humanos.
Si la máquina puede entender este concepto de sesgo, entonces puede alertarnos si ve que hay discriminación en nuestra toma de decisiones, dice a Afp, asegurando que para ello es importante que los equipos creativos sean lo más diversos posible.
La IA nació en los años 50
Aunque la idea de descodificar el cerebro humano e imitar su funcionamiento nació a mediados de los años 50, la IA se disparó en la década de 2010 gracias a los rapidísimos procesadores de última generación que permiten analizar y clasificar ingentes cantidades de datos disponibles gracias a Internet.
Nació así AlphaGo, programa informático desarrollado por el equipo DeepMind de Google, que en 2016 ganó al Go –un complicadísimo juego de estrategia– contra el campeón del mundo Lee Sedol, siguiendo los pasos del Deep Blue de IBM que en 1997 había batido al ajedecrista Garry Kasparov.
Ambas están presentes en esta exposición, que esboza cómo la IA puede ayudar a resolver problemas de enorme complejidad, como el cambio climático.