Ni más ni menos
La invisibilización femenina en los cambios presidenciales de cara a los comicios
Y mientras que México, el gran dinosauro que se niega a desaparecer, se mueve en su entorno y en torno a su presa, que es la ciudadanía de donde se afianza para sobrevivir otros sexenio, en muchas partes del país, en esa convulsión que cubre la euforia del proceso electoral, no logra empañar la ola delincuencial que se vive en muchas partes del país, principalmente en Veracruz que ayer registro 13 muertes en diversas regiones de esa entidad, y no logra disuadir por ejemplo en Chiapas, el descontento social que mantiene en jaque mate a las autoridades, derivadas de un sinfín de demandas.
Y mientras el destape de José Antonio Meade Kuribreña como candidato del PRI a la Presidencia de la República, el presidente Enrique Peña Nieto sigue refrendando la invisibilidad de las mujeres al poder, sin haber hecho realidad lo que históricamente había logrado en su sexenio, colocar el tema en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, en el eje III transversal “perspectiva de Género” donde no solo invisibilizo a las mujeres a lo largo del sexenio, sino que asesto un severo golpe a los presupuestos etiquetados para atender el gran desafió de la brechas de desigualdad.
Así comenzó, y así cerrara su sexenio de simulación con respecto a la política de igualdad.
Y lo digo, porque mientras los partidos políticos están moviéndose para tratar de echar atrás para que la paridad se cristalice en el presente proceso electoral que aplicara el 50 – 50 en los puestos de elecciones popular, pero también en la administración pública, el presente sexenio de Peña Nieto, sigue ilustrando su ceguera, su rechazo a la participación de las mujeres en el gabinete, en la Administración Pública Federal (APF).
Tan solo el 13% de las mujeres ocupan cargos importantes en el gabinete de EPN, pero un dato catastrófico lo tiene Chiapas con apena el 4% de la participación femenina en la Administración Pública Estatal (APE).
Bien. En estos tiempos de cambios del gabinete, a la sazón, el gabinete de Peña Nieto, ha colocado solamente hombres, lejos están las mujeres en la mirada del Presidente.
Con la renuncia del presidenciable priísta de la Secretaria de Hacienda, su lugar fue ocupado por otra persona del mismo sexo, José Antonio González Anaya, quien a su vez fue director de Pemex, que fue sustituido por Carlos Alberto Treviño Medina.
Bien para acompañar al presidenciable, para armar la campaña presidencial, el secretario de Educación., Aurelio Nuño Mayer, renunció al cargo, y en su lugar fue ocupado por Otto Granados Roldan, quien fungía como Subsecretario de Planeación, Evaluación y Coordinación de la SEP.
Y para competir por la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, Mikel Arriola renuncio a la Dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y su lugar fue ocupado por Tuffic Miguel Ortega, quien se desempañaba como Director de Incorporación y recaudación del IMSS.
Como podemos observar, las mujeres, las empoderadas de la corriente presidencial /PRI) están invisbillizadas por el propio presidente, que ha colocado a personajes de su género. Ni siquiera para reivindicar esa miopía en los breves tiempos que le restan de la administración pública, no ha sido posible mirar a aquellas mujeres con una trayectoria destacada en las finanzas, en seguridad social, en manejos de los hidrocarburos, la mirada misógina, no está a discusión.
En el ocaso de la presente administración, la evaluación de un gobierno miope, ciego al género, no está a discusión, toda vez que, que refrenda el discurso puro de la demagogia, al estampar en el PND un eje que solo ha quedado en buenas intenciones, toda vez que las brechas de desigualdades están por demás a flor de piel. EL PNDeje III transversal, una demagogia más.