“La Tormenta y el Día Después”, sexta parte del comunicado del EZLN

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Pie de Foto.- Integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, durante el mensaje del 26 aniversario, en el caracol de Morelia, cerca de Altamirano. Foto Afp / Archivo
Pie de Foto.- Integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, durante el mensaje del 26 aniversario, en el caracol de Morelia, cerca de Altamirano. Foto Afp / Archivo

Elio Henríquez/La Jornada/San Cristóbal de Las Casas, Chis-  La sexta parte del tema La Tormenta y el Día Después la dedicó el capitán Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), a “ciencias aplicadas”.

Para ello empezó con la historia del “perro”, como “se llama la bicicleta del capitán. Cada vez da razones distintas, pero, la que más se acerca a la realidad, es la que dice que, cuando niño, un vecino tenía un perro y le puso de nombre ‘bicicleta’ al animalito. En el averiado sentido de la ‘justicia” del capitán, lo lógico era compensar, así que su bicicleta se llama Perro’”.

Agregó: “Como ‘bicicleta’ es femenino, entonces era de esperar que le hubiera puesto de nombre el femenino de ‘Perro’. Pero, tal vez previendo las complicaciones que le traería la traducción en inglés, o porque piensa que la disposición de géneros es como la asignación de destinos, una trampa eludible, quedó ‘Perro’”.

En fin, añadió, “el asunto es que todo empezó con el ‘Perro’. El capitán no ha querido convertir su bicicleta mecánica en una eléctrica, porque cree, ingenuo, que puede encontrar otra opción”.

En la sexta parte de un texto que comenzó a difundir el viernes de la semana pasada a propósito de los Encuentros Internacionales de Rebeldías y Resistencias 2024-2025 con el tema: La tormenta y el día después que se realizarán de diciembre de 2024 al 3 de enero de 2025 en Chiapas, manifestó que “la ecuación ‘Perro-Capitán-Ciencia Aplicada-Día Después’, tiene que ver con dos cofas de vigía de dos navíos ignorados: el pequeño del colectivo Ciencia Aplicada y el más pequeño de los zapatistas.

Aunque aparentemente en mares distintos y, no pocas veces, dispares, desde ambas embarcaciones alcanzaron a ver a lo lejos lo que se venía. La tormenta, pues”.

No se sabe, dijo, “si hubo un encuentro personal y formal entre ambos, o si fue una de esas coincidencias imposibles. El caso es que, el colectivo, a partir de sus conocimientos científicos, y el zapatismo, desde sus saberes no científicos, llegaron a la misma conclusión. Y en uno y otro barco, el corolario no fue tirarse al vicio y la perdición (aunque el capitán qué más quisiera), ni reventarse en antros y fiestas de guardar. Por alguna extraña razón, difícil de explicar con razón o sin ella, desde ambas cofas lograron mirar más allá de la tormenta y concluyeron que el problema, más que la tormenta misma, era… el día después”.

Mientras, la tormenta arreciaba.

Marcos expresó que “como es (o debería ser) característica de los conocimientos científicos, el colectivo de ‘Ciencias Aplicadas’ miró a dónde iba todo. Colectó datos, los comprobó, los cruzó, analizó modelos de simulación, consultó tablas, estadísticas, hechos. Llegó a una conclusión: el destrozo causado sería el fin del mundo como lo conocían. O sea, que todo iba a valer madre. Bueno, no con esas palabras, sino algo más científico”

 

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