Ni mas ni menos
Candelaria Rodríguez Sosa
Estudiar para aplicar
Hoy en día en Chiapas constantemente hay nuevas generaciones de posgrados que egresan en diferentes ramas de la educación. No lo sé de cierto, pero como yo, muchas personas más, ingresamos a las estadísticas de los nuevos profesionales con una categoría más alta, y que puede tener diferentes lecturas. Por ejemplo, ¿porque muchas personas ingresan a las aulas para estudiar una maestría o un doctorado?. Muchos de los que ingresan en el Instituto de Administración Pública (IAP) no son docentes, como para querer sumar puntos y lograr un ascenso. Muchas personas de más de 30 años, y otras con el doble de edad, decidieron estudiar un posgrado porque las y los jefes inmediatos quisieron aprovechar la beca y cubrir el requisito. Lo que vi, es que a final de cuentas, el beneficio fue la preparación en un tema maravilloso, como fue y es la administración pública.
Ver y escuchar diversos puntos de las y los compañeros y compañeras, eso si, en reconocimiento de los defectos y dolamas de la administración, con lo que iba registrando en muchos de ellos y ellas, el deseo de aprender para si mismos/as y con la esperanza, como se dijo ayer en la graduación de la tercera generación de maestría en administración, que deben poner sus conocimientos al servicio del estado, que por cierto, el aprendizaje de quienes asistimos como alumnado becados, se debe, digamos a la obligación del Estado, pero que sin los recursos del pueblo que inyecta la economía con sus impuestos, por lo que los maestranzos/as debemos mucho de nuestros logros, al pueblo, a quien hay que responder con el diseño de nuevas programaciones, y de lo que podría ser la presentación de la correcta forma de administrar los bienes del pueblo, diseño y programación desde las perspectivas de género y desde la transversalidad, que pase por todo el ciclo programático que permita observar las desigualdades de género y poder en una reingeniería de la administración corregir y abonar para que Chiapas alcance su desarrollo y con ello, impulse a la entidad a su máxima potencialidad.
Si muchos de los compañeros y compañeros, que en esta generación dedicaron tiempo para aprender, tienen en si mismos/as, el compromiso individual y con un gran avidez de poder aportar desde la estructuras gubernamentales. Y no sé si para quienes formar parte de la estructura gubernamental el posgrado le sume puntos para ascender, lo que vi es que cada uno de las y los maestranzos, desean ser tomados en cuenta para el diseño de una mejor forma de la administración pública. Por hoy, y lo digo con respeto, porque para eso vamos a las aulas de la enseñanzas, es necesario, hablar con coherencia, entre lo que se dice y debe hacer, y debemos hacerlo cambiando el lenguaje al dirigirnos a un auditorio que surge e las aulas de niveles superiores, y donde hay hombres y mujeres, y en unidad somos humanidad. Ayer por ejemplo, me sentí fuera de los discursos, al usarse un lenguaje misógino, machista, discriminatorio y sexista, invisibilizando a las mujeres. No, no me sentí incluida, nos invisibilizaron, cuando en muchos de los grupos, había mayoría mujeres, pero más allá de ello, no se puede hablar de contribuir al cambio, cuando en el discurso la responsabilidad se la dejan al HOMBRE. Lo que no se nombra no existe, y las mujeres estamos presentes, asistiendo a clases, y cambiando el mundo. Gracias a la vida, por esta grande oportunidad de abrir mi mente, mi cebero, para poder contribuir al cambio en bienestar de la sociedad, y por un mundo mejor.