. Karin Slaughter, presenta en México su más reciente novela negra traducida al español, que cuenta la historia de un asesino que hace de la violación y del asesinato dos armas de guerra
Ciudad de México – “Cuando escribo quiero mostrar la amplificación del trauma que sucede a partir de un acto de violencia”, dice a Excélsior la escritora estadunidense Karin Slaughter, quien presenta en México Silenciadas, su más reciente novela negra traducida al español, que cuenta la historia de un asesino que hace de la violación y del asesinato dos armas de guerra.
Quiero mostrar qué hace esa violencia a las familias, a las parejas sentimentales, las comunidades, los detectives y a los examinadores médicos, es decir, a todas las personas que están relacionadas con esa serie de ataques. Creo que es importante escribir de esto en las novelas tanto como se pueda”, abunda la escritora que espera la adaptación de su novela Pieces of her (2018) a una serie de Netflix.
¿Qué refleja un asesino serial de una sociedad? “La base de un asesino serial es la sicopatía, tienden a ser hombres guiados por el odio. Por eso me gusta hablar del tema en mi trabajo, específicamente de la violencia contra las mujeres, porque es algo que tendemos a no ver. (El asesino) siente compulsión por matar mujeres y siente odio hacia las mujeres con distintas variaciones”.
¿Es la novela negra también una forma de protesta o un reflejo de la realidad? “Sí es una forma de protesta. Ahora tenemos el movimiento Me Too, que llegó a Latinoamérica, y lo que hemos aprendido es que no podemos decir que ya se terminó”.
Hay que seguir luchando porque te estás enfrentando a una sociedad que se ha estructurado alrededor de silenciar a las mujeres, a las minorías y a las personas que viven en los márgenes de la sociedad, y fingir que sus esperanzas y sueños no son relevantes”, explica la también autora de Ceguera y Temor frío, quien fue galardonada con el International Thriller Writers Awards (2011).
Así que importa seguir contando estas historias, apunta. “Durante cientos de años se han contado estas historias y nunca se ha detenido la violencia doméstica, el acoso ni la misoginia. Nada de esto se ha detenido con el silencio, sólo sucede cuando las mujeres se levantan y hablan del tema”.
¿Ha aumentado el odio en el siglo XXI? “La ira aumenta cuando las personas se enojan y sienten que su estatus es cuestionando y tienden a atacar a quienes están marginados. Un ejemplo es Donald Trump, cuando dijo que todos los mexicanos eran violadores y asesinos. Él sentía, como hombre blanco, que tenía un lugar en la sociedad y que se le estaba amenazando y salió a atacar a esas personas con menos poder”.
¿Cómo definiría el carácter del detective Will Trent, uno de los protagonistas de la trama? “Siempre ha estado en mi mente como alguien que se cuestiona a sí mismo y esta novela da un buen contraste con la personalidad de Jeffrey Tolliver. Will no es seguro de sí mismo y una de las cosas que le di es la inseguridad, que nace de su dislexia. Él siempre se sintió avergonzado al respecto porque los maestros le hablan como si fuera un tonto”.
Además, creció en el sistema de adopciones de EU que, a menudo, es una forma terrible para crecer, ya de manera estadística sabemos que quienes crecen en esta situación pueden ser arrestados y quedarse en prisión. Will estuvo a punto de convertirse en criminal, pero eligió ser oficial de policía”, comenta la autora que desde joven ha perseguido el efecto de la literatura que hay en Flannery O’Connor.
Sobre su escritura, Slaughter asegura que es instintiva y cinematográfica y que su prosa, pese a contener un filo implacable con altas dosis de sadismo, se refugia en la esperanza. Reconoce que está complacida de que Netflix filme Pieces of her. “Es halagador y, por supuesto, han tomado decisiones, porque la serie será diferente del libro, ya que es su propia interpretación”.
Sin embargo, cuando escribo mis libros sí los veo como una película en mi cabeza. Quizá porque veía mucha televisión y siento e imagino esas historias de la misma manera en que lo hacía en la escuela, cuando me castigaban porque soñaba despierta, sólo que ahora gano dinero de eso”, dice.
En las historias que escribo encuentro esperanza. Eso es a lo que me aferro y sé que los crímenes de los que escribo le sucedieron a personas reales y eso lo tengo cerca del corazón”, concluye. (Excélsior)