Una de cada cinco personas fue separada o suspendida de su trabajo en abril pasado. El cierre económico impuesto por la pandemia de Covid-19 implicó que 12.5 millones de personas salieran del mercado laboral. De ellos, 10.4 millones se ocupaban de manera informal y el resto, 2.1 millones, en empleos formales, reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En el primer mes de la contingencia sanitaria cayó la población económicamente activa, la informalidad se ubicó por vez primera abajo de 50 por ciento, se incrementó la subocupación y ahora uno de cada cuatro trabajadores está sujeto a ella. Además, entre los ocupados que quedaron el ingreso colapsó, reporta la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo.
“La instrucción más importante que recibimos como población durante abril fue ‘quédate en casa’. Nos quedamos y eso es lo que estamos capturando”, explicó Julio Santaella, presidente del Inegi.
La población económicamente activa (PEA) –quienes tienen trabajo o buscan uno– tuvo un derrumbe sin precedente. Cayó de 55.8 millones de empleados en marzo a 43.3 millones en abril.
A la par, la población no económicamente activa (PNEA) pasó de 38.7 millones a 50.2 millones.
No hay precedente donde se hayan modificado o invertido estas proporciones de la PEA. Históricamente, es la primera vez que vemos este cambio, detalló Édgar Vielma, director de Estadísticas Socioeconómicas del Inegi.
Ello se explica, en parte, porque algunos trabajadores fueron suspendidos de sus labores sin derecho a salario ni garantía de regreso.
En ese contexto, de cada seis personas que dejaron de trabajar en abril cinco laboraban en la informalidad. Efecto de ello, esta tasa, que en marzo era de 55.7 por ciento, se redujo en abril a 47.7.
El desempleo llano, es decir, personas que buscan activamente emplearse sin conseguirlo, pasó de 1.7 millones a 2.1 millones en un mes. Como tasa, avanzó de 2.9 a 4.7 por ciento, aunque Vielma recalcó que el rango de error de esta última cifra es alto.
En la PNEA, 20 millones de trabajadores están listos para regresar al mercado de trabajo una vez que pase la contingencia sanitaria; de ellos, 9.1 millones perdieron o fueron suspendidos de sus empleos en marzo, 3.5 millones en abril, 5.8 millones antes de la pandemia y 1.7 millones no habían tenido oportunidad de acceder a uno.
La subocupación –personas que tienen necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les demanda– pasó de 5.1 millones de personas en marzo a 11 millones en abril. Como proporción de la población ocupada se incrementó de 9.1 a 25.4 por ciento, así que una de cada cuatro personas que conservó su empleo lo hizo en esta condición.
No sólo están trabajando menos horas, sino también perciben menores ingreso, expresó Vielma.
De marzo a abril la proporción de trabajadores que reciben un salario mínimo pasó de 22 por ciento a 41.3; hasta dos, de 36.2 a 31.4; de dos a tres, de 16 a 8.3, y de más de tres, de 10.3 a 4.8. (la Jornada)