Alfonso Carbonell Chávez
- Después del Covid ¿qué viene?
Creo que con independencia al momento aún álgido de la pandemia mundial provocada por el Covid-19, la pregunta recurrente empieza a ser, sobre lo que viene después que además de las muertes causadas que se considera lo más doloroso, y claro de las secuelas que la emergencia de salud está impactando las economías del mundo, será necesario antes de cualquier otra acción, reflexionar a fondo sobre el modelo económico global impuesto por las grandes potencias en un mundo peligrosamente interdependiente. Porque está quedando demostrado con evidencias duras, que el modelo no aguanta los embates de la naturaleza como ya lo hemos comprobado con terremotos, inundaciones e incendios, sino que ahora y de manera cíclica, los ataques biológicos que se incuban en animales y se transmiten a los humanos, pueden poner en riesgo o como ahora mermarla significativamente, la propia vida humana y claro está, devastar economías completas de países que como el nuestro, mantienen condiciones de desigualdad inauditas que frágilmente coexisten la opulencia de sectores privilegiados y minoritarios, con millones de seres humanos en la pobreza.
Para tener una idea cercana al fenómeno sanitario que estamos viviendo, basta con referir las cifras de personas contagiadas en el mundo que pese a que en algunos países empiezan a reflejar índices a la baja, más de 2 millones en el mundo en poco más de 170 naciones de los cinco continentes y en diferentes grados de afectación, ya han registrado unas 198 mil defunciones y de este universo como se ha dicho, en su gran mayoría personas de la tercera edad sobre todo aquellas que tienen algún padecimientos crónicos degenerativo como diabetes, hipertensión, males cardiacos o de riñones, como quienes padecen cáncer. Ah, y mujeres embarazadas también consideradas de alto riesgo.
En tanto la debacle económica que se cierne incluso en economías tan poderosas como la china, la norteamericana y europeas como la italiana, española, alemana incluso inglesa, es ya innegable. Estimaciones de crecimiento para este año y el que viene alcanzan incluso valores negativos, que rondan desde caídas hasta el 1.1 del PIB en China, en tanto en otros países se estiman crecimientos negativos entre el -6.1 y -10.0 por ciento de sus respectivos PIB (Producto Interno Bruto). Para el caso mexicano las estimaciones no son mejores, por lo que ya se pronostica un crecimiento negativo del PIB de entre -6.0 y -9.0, como consecuencia de la contracción brutal de la demanda al tener que optar; entre la vida atendiendo acciones de confinamiento voluntario para frenar de golpe la velocidad del contagio, o permanecer en las calles con el desarrollo de las actividades productivas y comerciales y con ello, poniendo de manera irresponsable en peligro la vida de millones de mexicanos. Cierto en una economía tan desigual como la nuestra en donde más de la mitad de la población económicamente activa (22 millones) se encuentra en niveles de subsistencia precaria dedicados a la informalidad y al día a día, medidas como suspender todo tipo de actividades no sustanciales y recomendar #QuédateEnCasa, el efecto insisto a sus ya de por sí paupérrimas economías, ésta contingencia sanitaria, reitero de carácter mundial, ya están resintiendo sus efectos de manera severa, y apenas es el inicio de la crisis por venir.
Ante las voces que se levantan pidiendo rescates financieros y exenciones fiscales como lo fue en el pasado y dirigido fundamentalmente a las grandes empresas, el gobierno de México que encabeza Andrés Manuel López Obrador, congruente al mandato otorgado por la mayoría de las y los mexicanos de no aplicar las conocidas medidas neoliberales de rescate discrecional, en un país que se ha propuesto la transformación alejado del viejo régimen de corrupción, se optó por adelantar recursos a programas como adultos mayores y el de niñas y niños pobres con discapacidad. O como ahora bajo un esquema de apoyo directo a las micro y pequeñas empresas incluso aquellas de tipo familiar, se van a empezar a dar créditos a una tasa de interés muy bajo y pagaderos hasta en tres años. Además programas como el de “Tandas para el bienestar”, que son pequeños apoyos a miles de negocios familiares con montos entre 6 mil y 10 mil pesos, se siguen dando y ahora se verán incrementados. En total se han anunciado el otorgamiento de hasta 3 millones créditos para igual número de beneficiarios entre micros, pequeños y medianos empresarios y ya decía familiares. Pero eso que plantearon y siguen presionando los grandes empresarios multimillonarios de solicitar deuda externa para financiarlos es decir, para que no vean afectadas sus ganancias mucho menos sus fortunas, nomás lo que diga mi dedito. No se recurrirá, se los ha informado a los propios empresarios y a sus voceros oficiosos, que no repetirán un atraco como el que representó a la nación el Fobaproa, convirtiendo deudas privadas en públicas, precisamente por el rescate de bancos y centenas de empresas privadas. Mucho menos repetir la receta de Felipe Calderón que ante una contingencia similar aquella de la influenza h1 n1, en que se recurrió de manera irresponsable a endeudar –más- al país y cuya gran tajada financiera, fue a parar a las cuentas bancarias -como siempre- de los grandes empresarios y funcionarios corruptos. Y no sólo eso, sino que en un periodo de 10 años (2009-2018) por orden presidencial de Calderón y Peña en sus respectivos mandatos, condonaron, perdonaron, exentaron a estas mismas grandes empresas impuestos por monto global y acumulado de ¡400 mil millones de pesos! Y eso además de ser un acto inmoral y atentatorio del pacto fiscal y de la propia constitución, es no tener ¡tantita madre! Y eso es precisamente lo que los tiene enchilados a todos los “Coparmex, CCEs, Concamines, Concanacos y Canacintros”, sí a toda la bonita clase de multimillonarios que se sentían dueños del país. Porque ahora se ha optado primero, en rescatar a los que menos tienen; a los fregados, los amolados de toda la vida que han cargado en sus espaldas, todo el peso de las adversidades de la naturaleza o como en este caso del mortal coronavirus. Pero no sólo decía, sino además condenado por años a ser gobernado por una clase corrupta de vende patrias.
Así entonces y vuelvo al comienzo; y después del Covid ¿qué viene? Y mejor dicho ¿qué vamos a hacer como sociedad incluso como especie humana que una vez más deja evidenciada su fragilidad ante lo incognoscible? Tan indefenso y extraviado incluso ante un virus microscópico. Por ello insisto, hoy la realidad nos invita y ¡nos obligan!, a repensar lo que viene por delante. No es, como refieren algunos insistentemente, que una vez que pase la emergencia sanitaria en el caso de nuestro país, dicen; “volver a la normalidad” ¡Juat! Es decir volver a como estábamos antes de la pandemia. Un país donde pese a todos los esfuerzos la corrupción aún sigue incrustada en la mayoría de los gobiernos estatales y no se diga a nivel municipal e incluso en el ámbito federal, considero aún no se puede cantar victoria. El Covid 19 vino a reafirmar la grave crisis en la que está inmersa el sistema de salud pública nacional que no nace con el coronavirus pero sí la profundiza. Y concomitante al efecto pernicioso a la salud, de la misma manera pone a flote la gran desigualdad social y económica que adolece el país. La emergencia así, debe ser, el mayor aprendizaje y a la vez acicate para decidir, si continuamos con la transformación del país o de plano, regresamos al sistema de corrupción, impunidad y saqueo de la riqueza nacional que nos antecedió, y por desgracia, aún presente. Así pues, es menester preguntarnos; Después del Covid ¿qué viene? Porque ahora si ¡No me queda claro!