Ciudad de México – Acumulan más de 30 años de trayectoria de manera ininterrumpida, pero Rostros Ocultos se siente estigmatizado “por su canción monstruo y más covereada en el país”, El final.
Después de tres décadas es muy interesante observar que nuestra música y las rolas han trascendido las fronteras del tiempo y el espacio, asegura la banda.
El final, canción emblemática y de letra superficial, todavía se escucha –con entusiasmo– en fiestas, bares, tocadas y hasta en su versión con orquesta sinfónica. Es cierto que superó las expectativas y que es más conocida que el propio grupo, lo cual, más que molestarnos, nos permite ver que algo se hizo bien en los 80, explica el guitarrista Arturo Ybarra, uno de los fundadores de la banda, quien charló con La Jornada a propósito de la gira que inició Rostros Ocultos con otros colegas roqueros, como Los Amantes de Lola y Kerigma.
Recordó diversas etapas que han vivido los integrantes de la agrupación que apareció en la escena musical en 1985. Pocas son las bandas surgidas en la década de los 80 que siguen tocando, y en esta ocasión los tres grupos nos reunimos para ofrecer una serie de presentaciones; comenzamos en Tijuana. Seguirán en varias partes del país, como Pachuca y la Ciudad de México.
Ybarra sostuvo: “El rock sigue siendo la música que une multitudes porque la mayoría de los festivales más grandes son de este género y no de reguetón o grupero. Por ejemplo, ahí están el Vive Latino, Coordenadas, Corona, Pal’ Norte o Machaca, que convocan multitudes y son grupos roqueros los que aglutinan a nuevas generaciones”.
Complicidad con la prensa
Es cierto que actualmente “no existe una complicidad –como sucedió en los años 80 y 90– con la prensa escrita o la televisión, lo cual generó todo un movimiento. Ahora es un asunto más alternativo, enfocado en las redes sociales mientras en la radio sólo se escuchan algunas bandas. No obstante, este es un buen momento para el rock, porque hay muchos grupos destacando en la escena nacional e internacional”.
En Rostros Ocultos, aceptó Ybarra, es normal que cambiemos y tengamos madurez; somos padres de familia y hay más consciencia de lo que sucede en el entorno. Ahora nos preocupan cuestiones como el calentamiento global o aquello en lo que como adolescentes no poníamos atención. Además, hemos cambiado nuestra manera de percibir el mundo, y lo cierto es que seguiremos en la música hasta que el cuerpo aguante.
Agregó: Nunca buscamos la fama ni ser millonarios con esta carrera, sino que tenemos el gusto por ella y nos seguimos divirtiendo como locos en el escenario.
Ahora el auge de redes sociales “nos abre las puertas y nos permite llegar a lugares donde no habíamos imaginado y subir música –en Spotify o iTunes–, así como recibir ingresos de manera más directa que con una discográfica o una editora. Sin duda, es muy complejo el mundo de la música formal”, asienta.
Las nuevas bandas –agregó– no incluyen estar en un sello, sino alimentar el monstruo que son las redes sociales. Rostros Ocultos tomó el nombre de una obra de Salvador Dalí, pues, explica, exponen las distintas caras de la música.
Además, nos divertimos y tocamos distintas corrientes musicales sin salirnos de nuestro estilo propio, finalizó Arturo Ybarra.
Él, junto con con el vocalista Cala de Villa, el baterista Bola Domene, el bajista Alfonso Martínez y Andrés Franco en los teclados, integra la banda. (La Jornada)
