Sin tanto rollo

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Eduardo González Silva

  •  ¡No despierten al México bronco!

Los más de 100 años de “estabilidad social”, por medio de la represión, el encarcelamiento, los asesinatos o las desapariciones, por el antiguo régimen (PRI-PAN-PRD, más recientemente), convalidaron en la sociedad mexicana la idea de que de no habría levantamientos armados, ni decenas trágicas, mientras los “revoltosos” no estuvieran en las calles, y por años prevaleció el delito de disolución social, proscrito luego del 68 por Luis Echeverría.

Al sistema político mexicano, le espantaba que derivado del autoritarismo y la antidemocracia, hubiera asonadas cada 24 horas, tal como ocurrió en el siglo XVIII, consumada la independencia, y tiempo posterior al levantamiento armado de 1910, en que hubo presidentes que ocuparon el cargo por cuestión de horas, mientras que afuera corría la sangre del pueblo mexicano.

Existió un personaje de la picaresca política mexicana Jesús Reyes Heroles, a quien el régimen bautizó como el ideólogo de la revolución mexicana, de quien sus panegíricos repetían cuando podían una frase acuñada por ese priista “la forma es fondo”, y otras sandeces más del folclor priista-panista.

En alguna ocasión dicho personaje advirtió ante las crisis recurrentes de Echeverría y en su momento de López Portillo, ante tanta omisión para gobernar su célebre, “no despierten al México bronco”.

Las décadas han pasado y su lema se hizo realidad, hoy en día medio México está armado hasta los dientes, y no precisamente por cuestiones políticas. A estas alturas de la historia la delincuencia organizada es la que está encaramada en la cabeza de gran parte de la población.

Mexicanos que utilizan abiertamente la violencia para dirimir sus ajustes de cuentas, y en esas se han llevado a más de 200 mil muertos “colaterales”, como cínicamente definió el panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (que si éste fuera otro México, ese sujeto habría sido juzgado y sentenciado a estar el resto de sus días en la cárcel).

Las escenas vistas en por lo menos los últimos 15 años no tienen nombre, la barbarie, el salvajismo y lo sanguinario con que se comenten muchos delitos, han despertado ni duda cabe el México bronco del tuxpeño Reyes Heroles.

La violencia e inseguridad generalizada en México, ha encendido las alarmas incluso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la producción y tráfico de armas es un negocio con raíces financieras, que incluye a personajes, organizaciones e instituciones bancarias del exterior.

La ONU dio a conocer un informe publicado el pasado 19 de marzo, en el que revela que alrededor de 144 mil armas entran a México por la frontera norte, mismas que se distribuyen por todo el país entre las células delictivas.

Ello confirma el dato de ONG’s que el 70 por ciento de las armas en México provienen de los Estados Unidos, con una generación de miles de millones de dólares que habrá de suponer es mayor al de la producción y tráfico de drogas hacia aquella nación, además de que a final de cuentas nuestro país, es el que pone a los muertos.

Se desconoce la razón por la cual las autoridades mexicanas, no realizan minuciosa revisión en los puentes y cruces fronterizos, principalmente en Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, El Paso, Brownsville y Laredo.

Por algo tan simple se debe empezar, para en verdad apaciguar al país de tanto crimen y violencia generalizada, que daña la seguridad de toda la ciudadanía.

No hay duda los intereses que hay en este asunto son inimaginables, para que exponer al personal de la futura Guardia Nacional, que se deberá enfrentar con cada vez más sofisticado equipo en manos del crimen organizado.

Tan solo en la Ciudad de México, la capital del país, de acuerdo al informe de la ONU, entra arsenal completo de 395 armas, lo que explica el alto nivel de violencia que ronda las calles de la CDMX y los 16 municipios del Estado de México, que alcanza ya a ayuntamientos de Hidalgo, Morelos y Puebla, a lo que ahora se le identifica como la megalópolis.

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