Sin tan rollo

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Eduardo González Silva

  • Los 100 días para los agoreros del desastre

Mudos y sorprendidos están los desvergonzados beneficiarios del pasado viejo régimen, que auguraron, comprometidos a defender sus respectivos intereses, obtenidos fruto del saqueo indiscriminado a la nación, todo tipo de mal desde el primer día -y antes- de su mandato presidencial a Andrés Manuel López Obrador, y que ninguno se les ha cumplido.

En vísperas de rendir un resumen por sus primeros 100 días de trabajo -que empezó desde hace mucho, que al fin aplica fuera del discurso político, justo un día después de las elecciones del 2 de julio-, que él mismo se encarga diariamente de difundir, lo que hace el gobierno a través de las conferencias mañaneras.

Toca entonces a la prensa, hacer un recuento objetivo de las invocaciones que los agoreros del desastre y adoradores de Tezcatlipoca (parodiando a José López Portillo y Pacheco, célebre personaje presidencial por sus demagógicas frases y actuaciones frente la nación), le han soltado al primer mandatario López Obrador.

Desde el periodo electoral se le deseó un mal psicológico que le pegaría a la población, que de ganar los comicios la paridad peso-dólar llegaría a 25 pesos, y a partir de ahí por consiguiente todos los desastres imaginados y por imaginar, con altos costos con cargo a la población. Superado el proceso electoral, el peso ha logrado sólido ajuste mantenido con la aprobación en diciembre por el Congreso del paquete económico para el 2019.

Parecía indicar que el anuncio de cancelar la terminación de construcción del llamado Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sería el lastre que llevaría López Obrador a lo largo de todo el sexenio. Los descalificativos a la decisión saltaron profusamente en todos los medios de información prosistema. La manipulación de los mensajes fue extrema.

El antídoto a la ola de adjetivos por el asunto, fue el anunció por el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa de la recompra de parte del gobierno federal a los tenedores de los bonos, antes de que la cancelación del proyecto terminará en demandas incluso en instancias internacionales.

Con ello, se rescató al sistema lagunar (Nabor Carrillo Flores), en el oriente de la CDMX, y se preservará un sitio venerado por el Imperio Azteca.

Esa prensa prosistema que ligeramente difundió el histórico encuentro del todavía presidente electo, con tropas del Ejército Mexicano, 25 de noviembre del 2018, en el controversial Campo Militar Número 1, donde les habló del cáncer nacional la corrupción, del saqueo al país por los anteriores gobiernos, de la inflación, y de que son “pueblo uniformado”.

Esa abyecta prensa mexicana, que no deja pasar un segundo de cada día para lanzar la mayor cantidad posible de denuestos, otro de sus dardos que pegó en hormigón, fue contra el proyecto del Tren Maya. Llegaron al extremo de revivir a la botarga que terminó en impostor, el autollamado hoy subcomandante Galeano. Con velada amenaza si se efectúa la construcción del proyecto.

A los pocos días de iniciado el año, se destapó el escándalo de la ordeña de arriba y de debajo, de la empresa ex paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que tuvo su desenlace de la explosión del ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, con la muerte dato oficial de 135 personas.

De ahí al desabasto de gasolinas y diésel, pretexto suficiente para que los condotieros del antiguo sistema político, se le fueran a la yugular al hombre de Macuspana, Tabasco. Solo les faltó decir que se avecinaba el fin del mundo.

Cualquier asunto le parece a esa “combativa” prensa, sospechoso y digno de ventilar por lo que se agarra de cualquier pretexto como el de las calificadoras financieras, (Moody’s y Fich), en lo referente a la inversión para rescatar a Pemex, así como el del crecimiento de la economía por el gobierno que encabeza quien fuera candidato presidencial morenista.

Los opositores al nuevo régimen están más que a la vista, a quien le puede interesar lo que dice una prensa hipócrita, como también la muerte del PAN, PRD o del PRI, los 73 años de la CTM o los 53 del Congreso del Trabajo. La gran marcha debe continuar su paso, a sabiendas de que debe sortear todo tipo de adversidades.

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