No va a ser posible que imágenes desgarradoras y dramáticas en las que el protagonista es el dolor humano, o relacionadas con la desgracia en el caso de masacres o accidentes, sigan apareciendo en las redes sociales sin respeto a los afectados y sus familiares.
Si observamos que costó años que la autoridad dejara de exhibir a supuestos criminales que luego resultaban inocentes y por ello ahora, en su presentación a los medios, le colocan una cinta oscura sobre los ojos, no hay reglamento o norma legal que le impida a los ciudadano publicar en sus muros personales sucesos como los de Chilón donde se observa un cadáver calcinado y otro con el rostro destrozado, al igual que imágenes de un menor fallecido en un lamentable accidente ayer por la mañana en el libramiento norte poniente de la capital del estado en el que la madre resultó sumamente lesionada y está en riesgo su vida.
Muy aparte del origen de cada caso, político por un lado o imprudencia por otro, está el que, los usuarios de las redes pierden la ética del respeto a los occisos.
Ya es muy frecuente que por todo el mundo se de este fenómeno y desde luego ha habido intentonas por limitar a exhibición de esos casos, pero se topa con el derecho a la libertad de expresión pues, dejar que solo los medios de comunicación puedan hacerlo es dar privilegios que no se puede permitir la ley en la que todos parejos.
Sin embargo, muy aparte de que los medios han ido bajando la explotación del morbo, en los usuarios esto va a la inversa y las imágenes de referencia son multiplicadas hasta que se vuelven virales, y es en verdad impresionante el cómo, por ejemplo, la unidad en la que pereció de inmediato ese joven se impacta a gran velocidad en el muro de contención del libramiento.
El video en sí mismo y sin acercamiento a la unidad, muestra a la distancia lo que ocasiona la imprudencia de conducir a exceso de velocidad. El mensaje en ese sentido es claro para terceros, pero ya exhibir a los del interior de la unidad, uno decapitado por el impacto y la madre inconsciente con evidente traumatismo severo por el impacto, ya es otra cosa, y lo es cuando los que pasan grabando “el espectáculo” utilizan expresiones innecesarias que solo ameritaban silencia, en el mínimo respeto, ya que las transmisiones en ocasiones fueron en vivo.
Es difícil para los familiares ver el momento del impacto, imaginen la de los cuerpos inertes.
Es un asunto de ética y calidad moral personal, desde luego, y me inclino del lado de los que no “subirían” esas imágenes aun siendo de medios informativos, y haría en su caso el “darle la vuelta” a la imagen de los hechos, explotar el morbo de los cuerpos sin vida.
Al Son que me toquen
Evidentemente Eduardo Ramírez Aguilar exige se respeten sus derechos como militante, que es el motivo por el cual no pocos han renunciado del PRI y otros partidos, cuando le bloquean el acceso ya no a una candidatura directa, sino a competir como lo marcan los estatutos en una contienda interna.
No deja de llamar la atención el cómo, por un lado, hay los que celebran la indignación de José Antonio Aguilar Bodegas por bloquearlo para competir por la candidatura al gobierno del estado en el PRI y se haya ido sin más a otras siglas como externo, y cuestionen a Ramírez Aguilar que si bien renunció en un inició y no se la aceptó la dirigencia de su partido, no se fue a buscar otras siglas para satisfacer sus aspiraciones políticas.
La otra es que fue obvia la intentona de imposición, de Los Pinos o de la dirigencia nacional priista, sin contemplar ya no a la militancia, sino a la estructura de mando del PVEM en la entidad que ya había trabajado desde hace un par de años para este evento electoral.
Lo que sí está en la decisión de los cuadros de mando del PVEM es que se les tiene que tomar en cuenta y que tienen derecho a competir, pues tienen estructura para ello.