Yolanda Pardo
Siempre hemos oído decir que las palabras se las lleva el viento, que más vale una imagen que mil palabras, cuida tus palabras, piensa antes de hablar, celebramos la primera palabra que pronuncia nuestro bebé, que regularmente es mamá, por algo será, y claro, es el medio de comunicación más eficaz, con sus entonaciones e intenciones, ya que al que no habla Dios no lo oye.
Un breve mensaje no puede sustituir a una llamada, con la cual es muy difícil mentir acerca del estado de ánimo. La tristeza, la alegría, el enojo, la exaltación se manifiesta inmediatamente por medio del tono e intensidad de la voz. Aunque también es cierto que un mensaje escrito delata más la cultura, el don del bien escribir, incluida la ortografía, que parece estar perdiendo todo sentido en las redes sociales, a tal grado, que muchos textos parecen no inteligibles a primera vista, porque muy pocas palabras están correctamente escritas.
Además, la palabra tiene valor, de algunos más que de otros, ¿cuánto vale lo que decimos? Puede que nada o quizás más de lo que pensamos, todo depende del enfoque, la intención y el nivel al que se quiera llegar.
Hablar sin ton ni son, es como el perico que sólo imita los sonidos, pero si se conoce el poder de la palabra, su uso se centra para crear… Y Dios dijo: hágase la luz y la luz fue hecha. Sirva como el primer, mejor y más grande ejemplo.
Creatividad que se transforma en historia oral y escrita y si se sostiene y manifiesta trae consigo elementos mágicos que transforman la vida humana de la persona que exterioriza y expresa su deseo en palabras y delimita el accionar personal y colectivo, ya que es capaz de programar el ADN del individuo.
Ya se ha publicado que los rusos lingüistas descubrieron que el código genético sigue las mismas reglas que todos los idiomas humanos y algo muy importante que debemos grabarnos: se puede usar la palabra y las expresiones del lenguaje humano para influir en la reprogramación del ADN.
La palabra es creación (o a veces, también destrucción), por eso se debe dar el valor debido, teniendo en cuenta que también podemos transformar nuestra esencia, así que todo lo que de nuestra boca sale que del corazón proceda y no sólo de la razón y de las circunstancias y menos de las adversas, porque podremos retrasar nuestro progreso y evolución o arrepentirnos toda la vida.
También la salud puede ser enormemente mejorada si nos enfocamos a pensamientos, sentimientos y emociones creativas además de positivas y lo verbalizamos. Tan fácil con el poder de la palabra y tan difícil de pronunciarlas muchas veces.
Las palabras nos afectan profundamente, tanto las que decimos como las que escuchamos (aunque digan que a palabras necias oídos sordos), pero por lo general tienen más impacto las negativas y siempre nos hemos preguntado por qué. La respuesta la han dado investigaciones científicas, es porque denotan peligro y la prioridad de nuestro cerebro es la supervivencia, pero ahora hay que enseñarle también que deseamos vivir plenamente.
Las palabras son vibraciones y nuestras células reaccionan a ellas así que afectan tanto a nivel físico como emocional y energético y no sólo por lo que sentimos, y esto es muy interesante, sino por lo que fingimos sentir, por eso es importante que nos digamos a nosotros mismos que siempre estamos bien, perfectos, que somos una maravilla, que todo lo podemos y esbozar una amplia sonrisa que puede cambiar nuestro estado de ánimo.
Sabiendo el poder de las palabras, empecemos a hacer magia con ellas, procurando pronunciar las que queremos que impacten positivamente en nuestra vida para mejorarla. Los mantras, los decretos, oraciones y cantos con una intención, conseguirán atraer al plano material, los pensamientos, ideas y deseos que anhelamos, con sólo verbalizarlos.