Yolanda Pardo
¿Recuerdan el cuento de aquel rey que tenía tres hijas? y a cada una de ellas le preguntó que cuánto lo querían y la más pequeña le contestó que tanto como a la sal. El padre indignado la corrió de su palacio y Dios lo castigó eliminando de todos sus alimentos este preciado condimento.
El Rey dejó de comer todos los alimentos insípidos que necesitaban la sal y se dio cuenta de lo importante que ésta era y de cuánto lo quería su hija y como todo cuento, tuvo un final feliz.
Cuando alguien es muy alegre o nos gusta mucho algo, decimos que es la sal de la vida, sin embargo, cuando tenemos necesidad de consultar a un cardiólogo, lo primero que prohíbe es la sal o la máxima reducción en su consumo.
Tal vez no estén tan errados, porque la sal común refinada que generalmente se encuentra en nuestras cocinas y mesas, no es la más adecuada, pero la sal natural marina, sin procesar y sin ser desposeída de todos sus minerales, es un excelente aliado para la salud.
La longevidad, dicen los médicos, se debe al perfecto equilibrio y de forma estable que los minerales y otros elementos estén siempre presentes en nuestros procesos internos celulares.
La sal marina contiene el mayor concentrado de minerales naturales. Es el alimento que la naturaleza ha creado en las exactas medidas que lo requieren las células, según análisis realizados. Carecemos de los minerales necesarios sin la sal marina.
Sin embargo, la sal industrializada, refinada que le añaden flúor, yodo y otros elementos es la que prohíben los médicos, porque mata, poco a poco, pero lo hace, ya que está desprovista de minerales que nos ayudan y es sólo sodio que daña a la mayoría de nuestros órganos siendo la mayor responsable de la hipertensión arterial y relacionada con infartos.
La sal de mar tiene 84 minerales esenciales, extraídos del mar ya que éste se ha movido onduladamente durante millones de años, desgastando a su paso rocas y todos los minerales que existen en el planeta, cuyas partículas están en suspensión en el agua de mar.
Al evaporar el agua de mar queda esa sal en zonas muy calientes. Se ha analizado y se comprueba que contiene casi en las mismas proporciones idénticas que en el suero sanguíneo, todos los minerales que el organismo requiere. Esas proporciones son increíblemente parecidas, por eso se dice que venimos del mar.
Consumiendo sal marina tenemos todos los minerales que nuestro cuerpo necesita y contiene en disolución todos los elementos que el planeta produjo en millones de años como azufre, bromo boro, carbono, estroncio, magnesio, potasio, sodio, aluminio, arsénico, bario, cobalto, flúor, fósforo, hierro, litio, manganeso, mercurio, níquel, nitrógeno, oro, plata, radio, rubidio, selenio, silicio, torio, uranio, vanadio, yodo, zinc y otros más.
Hay además moléculas de todas las piedras del planeta ya sea de una montaña o del desierto, finalmente todo termina en el mar, llevado por las lluvias.
Es muy importante estar hidratados y la sal marina ayuda a reponer todos los minerales que se pierden por eventos de enfermedad, vómitos, diarreas, ejercicio sin medida y sudoración excesiva.
La sal marina consumida con moderación, como todo en la vida, ayuda a dar energía a los músculos, estimula la circulación sanguínea y respiratoria, disminuye la acidez estomacal, gastritis, ayuda al buen funcionamiento de los riñones y de las vías urinarias y estimula los centros nerviosos, elimina los ácidos tóxicos, como el láctico. Además, tiene gran poder bactericida y antibiótico, produce equilibrio electrolítico, alivia la psoriasis, el bocio, el colesterol y ayuda a aliviar muchas dolencias físicas.
Según estudios recientes efectuados en España, regula los excesos de sodio y de potasio, lo que ayuda a bajar la presión arterial.
Mucho mejor aún si se consume la llamada flor de sal, que es la primera capa que se forma en superficie de las eras de cristalización en las salinas, ya que posee una densidad menor a la del agua. Es recogida cuidadosamente mediante un proceso manual y por sus propiedades físico-químicas es recomendable para pacientes con diabetes, hipertensión y enfermedades renales, aunque también se benefician las personas sanas, ya que puede prevenir las enfermedades asociadas al consumo excesivo de la sal común refinada.
También llamada la crema de la sal, se produce solamente en Francia, España, Portugal, Chile y por supuesto, en México, ya que para su elaboración se deben conjugar varios factores naturales como la energía solar, el aire, el clima, el relieve terrestre y la calidad del agua de mar disponible.
Esta flor de sal no sólo es baja en sodio, también contiene todos los bioelementos esenciales para la vida, destacando el magnesio y potasio.
Es un poco más costosa, pero por salud, vale la pena pagarla y consumirla.