Washington l El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió ayer miércoles en la Casa Blanca con el exiliado líder espiritual tibetano Dalai Lama, pese a una advertencia de China de que esto podría dañar las relaciones diplomáticas.
La reunión se dio en un momento de fuertes tensiones entre Estados Unidos y China por la firme persecución de Pekín de reivindicaciones territoriales en el este de Asia.
Ésta fue la cuarta reunión de Obama en la Casa Blanca con el Dalai Lama en los últimos ocho años y tuvo lugar en la residencia presidencial, en vez de en la Oficina Oval donde el mandatario normalmente recibe a los líderes mundiales.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que la elección de la residencia enfatizaba la “naturaleza personal de su encuentro”.
También Obama le agradeció al Dalai Lama por sus condolencias por las víctimas del masivo tiroteo del domingo en un club gay en Orlando, Florida.
Earnest agregó que Obama había hablado en el pasado de sus “cálidos sentimientos personales” hacia el Dalai Lama, el reconocimiento a sus enseñanzas y su convicción “de preservar las tradiciones religiosas, culturales y lingüísticas únicas del Tíbet”.
Al mismo tiempo, Earnest dijo que la posición de Estados Unidos de considerar al Tíbet como parte de China no había cambiado.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo más temprano que la reunión dañaría los lazos entre ambos países. China considera al Dalai Lama como un separatista peligroso y el portavoz del ministerio, Lu Kang, dijo en una rueda de prensa que el encuentro alentaría a “fuerzas separatistas”.