Tina Rodríguez
Ya es mucha constante de denuncias de asaltos callejeros, como para que pasen desapercibidos, y en esto no tiene nada que ver estatus social pues lo mismo asaltan a una señora saliendo con lo poco que le pudieron haber enviado a través de Coppel, que de un banco de renombre.
Las gráficas en las redes hablan desde Tapachula, pasando por San Cristóbal e igual Tuxtla, en algo que llama la atención porque no eran cosa tan cotidiana, y que recuerda aquella ola de asaltos alrededor de los mercados en el último año de la época de Sabines, en que el alcalde de ese entonces minimizó los hechos, hasta que seguridad pública entró al quite.
La verdad los reportes señalan que en el país el desempleo no es alarmante, y en torno a la entidad poco se conoce sobre esos datos sino acudimos a la página del Inegi; sin embargo, tiene tiempo que no es el gobierno estatal o municipal el principal empleador como sucedió antes. Desde luego que ha habido inversiones que se ven en plazas y franquicias, aunque no en industrias de la transformación, que son las que generan valor agregado y desde luego correspondencia presupuestal.
Chiapas es una entidad que depende mucho de los recursos federales, esto es que desde el centro envían lo que quieren si es que vale la pena algún proyecto de referencia, porque en turismo y empresas instaladas pues nada que ver con Quintana Roo o Tabasco.
Pero la entidad tiene lo suyo en la producción de energéticos, en productos orgánicos, en la agroindustria que llega y llega y no se instala del todo, aun exista infraestructura para su aprovechamiento, por aire, mar y tierra.
Lejos estamos de llamar a Chiapas una entidad boyante, y eso preocupa, porque no hay trabajo para todos, y ello obliga o desata esa oleada de delitos callejeros que les hablaba al inicio de ésta entrega, y que me ha tocado ver en el lado norte oriente, o conocer en el lado poniente sur, cuando asaltan a una humilde mujer saliendo de Coppel.
Ya se ha dicho mucho que nuestras ciudades chiapanecas son seguras, pero hay los casos en que una no va segura ni ¡en el taxi! Asunto este preocupante, porque muy independientemente del pirataje, esos señores que se quejan de eso, al menos deberían de asegurar que sus conductores o quien le dan la unidad para trabajarla sean probos.
Los casos reportados, de groseros y “seductores”, cuando no agresivos y hasta intento de violación y en el colmo asalto, muestran que algo pasa, como un descuido en los puntos finos, que aprovechan los amantes del delito.