Al Son del texto

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Tina Rodríguez

No es muy claro el secretario de Desarrollo Social en eso de que en Chiapas, Oaxaca y Guerrero, se avanza con lentitud en el combate a la pobreza, pudiera ser por factores que salen del dominio de la dependencia como acceso a los lugares de mayor pobreza ante la dimensión de la población dispersa que intento solucionar aventureramente Juan Sabines con aquellas sus ciudades rurales, de las que nadie habla nada, y en las que se invirtieron decenas de millones de pesos, como una especie de fraccionamientos de concentración población que se dice hoy son pueblos fantasmas, y que fueron jugosos negocios para empresas constructoras.
Ciertamente en éstas tres entidades del pacífico su población indígena vive en situación dispersa que no solo ha dificultado esto del combate contra el Hambre, sino en contra de la pobreza misma, a un se tenga para darle los servicios básicos, pues su situación de población dispersa y aislada, dificulta totalmente el poder darle los beneficios sociales a que tienen derecho.
Dotar de energía eléctrica a dos casa en un cerro, hasta arriba es costoso, llevarles agua potable ni se diga.
Pero no lo dijo Meade; solo se concentró a señalar que se abaratará el precio de la leche como si el lácteo fuera la solución, y no lo es ni lo será. El problema de la población dispersa impacta en todos ordenes como al educación, la salud y hasta la mortandad infantil y ni se diga en tercera edad.
No hay manera de hacerle llegar auxilio porque no tienen manera de comunicar las urgencias e incluso los fenómenos naturales extremos como éstos frentes fríos los hacen vulnerables y no sabremos –como no se registran al nacer- quien se muere en aquellas soledades por efectos del frío.
La cuestión es que esta realidad debe de tener una solución, y no es otra que atenderlos mediante cuadrillas especializadas, hasta ir convenciendo a las nuevas generaciones sobre la necesidad de no vivir tan aislados, al menos en los bordes de los caminos, pues no hemos sido pocos que en los viajes rurales vemos una pequeña casa a ala mitad del cerro.
¿Así cómo? La verdad.
Pero para muchos ya es toda una vida en ese habitad, es su casa, a lo mejor dónde vivió su infancia, y le tienen pago en esa relación tan cerca y compleja que es el hombre y la tierra.
No lo dijo Meade pero es obvio que se trata de esa población que está lejos de los programas institucionales diseñados en el escritorio federal y que no comprenden estas cuestiones que diferencian por regiones, la pobreza en éste caso extrema.

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