París l Michel Platini, que como futbolista tenía la virtud de leer el juego a la perfección antes que los demás, no vio venir esta vez su amarga derrota: el nieto de humildes inmigrantes italianos desplazados a Francia, luego mejor jugador del mundo y presidente de la UEFA, vio reducidas a cenizas sus esperanzas de dirigir la FIFA, renunciando ayer jueves a su candidatura.
El pasado 21 de diciembre había sido suspendido ocho años y el ‘timing’ de los recursos era demasiado ajustado como poder llegar a tiempo a la elección, prevista para el 26 de febrero. Sobre todo teniendo en cuenta que el 26 de enero es el límite para el registro definitivo de los aspirantes.
Se intuía su renuncia y llegó ayer jueves, en declaraciones al diario deportivo francés L’Équipe: “No me presentaré a la presidencia de la FIFA. Retiro mi candidatura (…) No tengo tiempo ni medios” para hacer campaña. ¿Pero cómo ha llegado el gran favorito a este punto de aparente no retorno? “Cada vez que me acerco al sol, como Ícaro, me quemo”, había analizado sabiamente el ex capitán de Francia el pasado 19 de octubre en una entrevista al diario Le Monde.
Platini, de 60 años, fue conducido a la desgracia de la mano de su ex mentor y luego gran enemigo, Joseph Blatter, presidente dimisionario de la FIFA e igualmente castigado con ocho años de suspensión el pasado 21 de diciembre. El motivo, un controvertido pago de 1.8 millones de euros de Blatter a Platini en 2011, supuestamente por unos trabajos de asesoría concluidos una década antes, sin mediar contrato escrito.
Un duro golpe para el ambicioso Platini, que lo ha sido casi todo en el fútbol.
Desde su infancia en la región de Lorena a la presidencia de la UEFA desde 2007, pasando por la conquista como jugador de la Eurocopa-1984 con Francia y tres Balones de Oros (1983, 1984, 1985).
Enamorado del futbol y sobre todo del buen futbol, percibido por muchos como la encarnación del romanticismo en este deporte, Platini supo reconvertirse de futbolista a entrenador (seleccionador de Francia de 1988 a 1992) y luego a dirigente.
Diego Maradona dijo que le habían “cortado las piernas” cuando le excluyeron por dopaje del Mundial-1994. Ahora se podría decir que a Platini le han cortado las alas.
Platini contó su versión de cómo fue su colaboración con Blatter como asesor: “¿Cuánto quieres?”, le habría preguntado el suizo. “Un millón”, respondió el francés según su relato, añadiendo “un millón de lo que quieras, de rublos, de libras, de dólares”, en un momento en el que todavía no estaba en circulación el euro.
“De acuerdo, un millón de francos suizos”, habría sentenciado el presidente de la FIFA.
“No me gusta perder”, declaró recientemente a Le Monde. Pero ahora vive su mayor revés, después de haberlo ganado casi todo como jugador, con la gran deuda pendiente de las derrotas en las semifinales de los Mundiales de 1982 y 1986.
En su palmarés cuenta con la Copa de Francia con el Nancy (1978), el campeonato de Francia con los ‘Verts’ del Saint-Etienne (1981) y la liga italiana con la Juventus (1984, 1986).
Con los turineses vivió uno de los momentos más duros que se recuerdan en el fútbol, la tragedia del estadio de Heysel, donde 39 personas murieron el 29 de mayo de 1985 en Bruselas. Platini jugó y ganó aquella final de la Copa de Europa ante el Liverpool (1-0), justo después de las escenas de pánico y horror en la grada.
“No he dejado atrás esa final, como no la dejó atrás nadie de los que la vivimos”, admitió el pasado 29 de mayo, con motivo del 30º aniversario del drama.
Ahora su carrera da un giro que por ahora le conduce a una vía muerta, para un triste epílogo a una trayectoria inolvidable en el futbol.