Con valor de mujer

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Ni más ni menos

nMéxico a la vanguardia de la planeación de presupuestos públicos con perspectiva de género, pero deja de lado un sector importante en el reglón educativo

Candelaria Rodríguez Sosa

Los “Presupuestos Públicos: acciones para la igualdad de género”, esta sentado en la necesidad de conocer las reformas que a lo largo de 15 años se han tenido en México para la construcción de los presupuestos públicos, con una fuerte participación del movimiento feminista para alcanzar la igualdad sustantiva, de fondo y forma, o igualdad jurídica y de oportunidades.
Esta acción llevó a nuestro país a lograr las primeras asignaciones presupuestarias y la etiquetación de recursos destinado primero a mujeres, y al correr de los años, a la igualdad de oportunidades, desde la transversalidad de la perspectiva de género que atravesaría por todo el proceso de la planeación, programación y presupuesto, de manera anual (POA) a corto plazo y luego sexenal (largo plazo).
Para el diseño de los presupuestos públicos, es necesario conocer porqué destinar recursos y para qué. Esta necesidad lleva entonces a recorrer la línea del tiempo desde 1995, cuando las académicas e investigaciones sociales demandan la necesidad de atender las desigualdades de género basada en la salud reproductiva, la estructura funcional, económica y administrativa, esto llevó a identificar las primeras acciones y estrategias para incidir.
Estos cambios se comienzan a registrar desde 1995 y con ello inicia en México los primeros pasos fortalecidos para lograr la igualdad.
México no solo ha fortalecido sus acciones para lograr la igualdad sustantiva en las reformas hacendarias para el destino de recursos etiquetados, sino en la creación de organismos para fortalecer las acciones encaminadas al sector femenino, en un primer momento.
Es desde las intervenciones de mujeres en las legislaturas quienes hacen propuestas para modificar los proyectos de decretos del presupuesto de egresos de la federación.
Estas acciones no pueden ir solas, se necesitaban organismos para atender las desigualdades de género, a través del diseño de acciones y estrategias que visibilizaba a través de indicadores las diferencias de oportunidades en el bienestar en desigualdades o asimetrías entre los géneros.
Es así como nacen organismos como el Instituto Nacional de las Mujeres, las Comisiones de Igualdad de Género en el Congreso de la Unión, el Centro para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG) y la Mesa Interinstitucional, con funciones de monitoreo, y más adelante, las unidades de género en toda la estructura de la administración pública federal y estatal.
Las feminista impulsoras de esta mirada de género, son quienes de acuerdo a experiencias internacionales en el diseño de presupuestos desde la perspectiva de género como Sudáfrica, retoman los cinco pasos para un presupuesto sensible al género de Debbie Budlender que establece: el análisis de la situación de mujeres, hombres, niñas y niños; la sensibilidad de género de las políticas públicas; el análisis de las asignaciones de gasto; control de servicios públicos financiados con el gasto y evaluación de resultados. También retoman el diseño de Ronda Sharp, en la propuesta australiana, que toma en cuenta el análisis de la totalidad del gasto, y lo divide en tres categorías; gastos específicamente enfocados a las mujeres; iniciativas a favor de la igualdad de oportunidades realizadas para y por el sector público y el resto del gasto público.
Por otro lado, las experiencias internacionales, sobre las metodologías para hacer presupuestos con perspectiva de género, todas llevan a disminuir o eliminar las desigualdades entre mujeres y hombres, Son elementos que las feminista mexicanas adoptan en cuanto al uso de indicadores que permita medir la distancia entre mujeres y hombres en desigualdades o asimetrías, y toman fuerzas en México reflejado decreto de presupuesto de egresos de la Federación del 2008, que permitirá evaluar los resultados e impactos de los programas con datos desagregados por sexo (creación del anexo 9ª, con responsabilidad de seguimiento a INMUJERES).
Desde esta mirada, se observa como el impulso de expertas en el tema coloca a México en un escenario que atiende los mandatos internacionales emanados de la CEDAW, Belém Do Pará y del PAB (Plan de Acción de Beijing) para resarcir las desigualdades, con un fuerte avanza en la etiquetación de presupuestos logrando su ampliación en el 2006 (anexo 19 G). Recursos destinados a la Ley General de Igualdad para Mujeres y Hombres y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
México tiene avances importantes. Para el 2010, el gasto etiquetado se clasifica en un anexo y transversal, (anexo 10) erogaciones para la igualdad entre mujeres y hombres.
Lo más relevante para México ocurre en el 2012 cuando se reforman la leyes de Planeación y Federal de Presupuestos y Responsabilidad Hacendaria, y se establece en el anexo la obligación de las reglas de operación de los programas federales para que sean revisadas y aprobadas desde la perspectiva de género, y la larga lucha del movimiento feminista logra cristalizar que por decreto en el presente sexenio, incorporar la perspectiva de género en las leyes de planeación y LFPRH.
Es de reconocer el avance que ha tenido México en cuanto a la erogación de gastos para atender las desigualdades de género (anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la federación 2015), pero justo es reconocer que pese a esos logros, México no ha despegado al desarrollo integral, con inclusión de las mujeres, toda vez que este sector sigue en desventajas con respecto a los hombres, como bien se observa en los datos estadístico señala que la tasa de participación den actividades remuneradas de las mujeres es de 43.5% con respecto a los hombres que es de 77.5%. en los ingresos por tipo de ocupación las mujeres ganan 30.5% menos que los hombres en ocupación industriales.
Es decir, las autoridades han puesto empeño en la distribución del gasto etiquetado, pero lejos estamos de lograr la igualdad sustantiva, por lo que se requiere que los pasos que este curso ha adoptado para poder diseñar presupuestos públicos con perspectiva de genero es necesario involucrar a todas las áreas, o por lo menos a quienes tienen responsabilidades en el diseño, erogaciones de recursos y reforzar actividades para poder aplicar desde una visión holística acciones para el cambio, que permita evaluaciones cuantitativas y cualitativas, reales y efectivas, con una real rendición de cuentas.
Hoy al cierre del 2015, los recursos etiquetados se mantiene, y ligeramente se incrementa al 2016, y se coloca de nuevo la esperanza para que los programas que dan vida al PND e impulsa el federalismo articulado puedan integrar acciones con perspectivas de género para dejar de hacer programas “ciego al género” .
Una ardua tarea que el presente gobierno de Peña Nieto tiene ante si, no solo para el cumplimiento y de las exigencias de los acuerdos internacionales, sino por que la humanidad que vive en este país lo demanda, para “llevar a México a su máximo potencial” de manera incluyente .
Hay un gran reto donde las y los expertos del tema tiene que acelerar el paso, pues tiene que dar cabal cumplimiento del PND que establece 31 objetivos, 118 estrategias y 819 líneas de acción, e incluye tres estrategias transversales en todas las políticas: Democratizar la productividad, Gobierno cercano y Moderno y Perspectiva de Género. Y a través del SNPD (Sistema Nacional de Planeación Democrática), cuenta con 17 programas sectoriales, 19 programas especiales, 3 programas transversales y 2 programas regionales.
Y en lo que corresponde a Chiapas, hay que hacer honor el slogan “Chiapas Nos UNE”, e impulsar la política de igualdad a través del Plan Estatal de Desarrollo que contiene 4 ejes rectores que incluyen 47 políticas públicas Transversales, (Equidad, Igualdad de género, Interculturalidad, Sustentabilidad, derechos humanos, Desarrollo Humano, Poblacional), con sus objetivos y 333 estrategias.
Ante este panorama, hay un gran vacío que esta dejando los recursos etiquetados, la educación, que pese a incluir de manera transversal recursos para la inclusión en los 15 programas federales, ha dejado de lado, la institucionalización de las perspectiva de género, derechos humanos y erradicación de la violencia de género que impulsa la Subsecretaría Planeación y Evaluación Educativa a través de la Dirección General Adjunta de Igualdad de Género.
Destacar el trabajo realizado en los últimos tres años en todas las secretarias de educación del país al institucionalizar en todo el sector educativo la política de igualdad, y que para el 2016 sufre un recorte presupuesta del 82%, sin que se informe sobre que bases se recorta a uno de los programas de mayor incidencia en la Educación.
Vemos como en el programa que se llamó “Diseño y aplicación de la política de equidad de género” 2015 fue de $ 79,000.000, para el 2016 el PEF destina a la llamada “Políticas de igualdad de género en el sector educativo” será de $ 14,549,833, una reducción de más del 80% que equivale a $ 64, 540,167.
Una política transversal que busca institucionalizar las perspectivas de género en todo el sector educativo, ¿cómo? Lo que se vislumbra es un retroceso, si acaso la federación no busca alternativas para atender una demanda urgente en el renglón de la educación, en donde esta sentado el cambio sustantivo en el fondo y la forma, sin educación igualitaria que refiere el tema de derechos humanos, política de igualdad y erradicación de la violencia de género.
México se ubica en la avanza de la aplicación de recursos públicos etiquetados para la igualdad, mantener la política atraviesa hoy por la miopía de los diseñadores de políticas públicas, si acaso existen, en donde la participación social , también esta ausente. El llamado es a la congruencia y evitar hacer “políticas ciegas al género”.

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