Valle de Bravo (o simplemente “Valle” como se le llama cariñosamente) se encuentra a sólo 85 kilómetros de Toluca, capital del Estado de México, y a 145 de la ciudad de México. Su clima fresco hace placenteras las caminatas por el pueblo que se embellece con pintorescas casas cubiertas de estuco blanco y adornos color siena, balcones de hierro forjado, arcos en los pórticos y techos de teja roja. Este Pueblo Mágico tiene todo lo que el turista necesita, desde hoteles y restaurantes hasta clubes de golf que invitan a la relajación y a disfrutar de un sinfín de atractivos.
Lo que hace tan atractivo a Valle de Bravo es su lago. Sus tranquilas aguas son ideales para dar un paseo en lancha, practicar kayak, pesca, waterski… tú decides. Los paseos en lancha que duran aproximadamente 40 minutos y se pueden contratar en los puertos del pueblo, te permitirán admirar el lago desde sus puntos más atractivos. O si lo prefieres, puedes subir al Monte Alto o Divisadero, desde donde se observa la una increíble panorámica del lago y sus alrededores.
Ya en el pueblo, seguramente se te antojará hacer una visita a la plaza principal para dejarte rodear por la encantadora armonía de los edificios circundantes. Entre ellos destaca la iglesia de San Francisco de Asis, patrón de Valle de Bravo. La construcción, que data del siglo XVI, luce un único campanario y una escultura tallada en madera del siglo XVII de San Francisco de Asis. El quiosco en el centro de la plaza tiene columnas de madera y te invita a tomar un descanso en una de las bancas de alrededor para disfrutar de un tradicional helado.
El colorido mercado de artesanías está a sólo unas cuadras, en un típico edificio provinciano. Aquí encontrarás una gran variedad de productos hechos a mano, tanto de la región como de otras partes del país. Para los espíritus más aventureros, Valle de Bravo ofrece distintas maneras de experimentar la adrenalina de los deportes de aventura. En la cima del Cerro de la Cruz, o Monte Alto, podrás dar un salto al vacío, ya sea en paraglider o en ala delta. Con la adrenalina bombeando en tu cuerpo descenderás por encima del lago, en un recorrido que dura 40 minutos aproximadamente.
Encontrarse con la naturaleza no tiene que ser tan intenso. Hay otras maneras de disfrutar el aire fresco, como pasear caballo o caminar por los aromáticos bosques de Avándaro, y para darle un respiro al alma, nada como caminar alrededor de las cascadas. La de Velo de Novia es una de las más populares y de fácil acceso.
La cocina regional es famosa por el uso de ingredientes locales como la trucha arco iris, el pavo con mole, la barbacoa (carne de borrego), alcachofas y carne de res al vapor, o la cabeza de cerdo. Mientras que en la plaza principal se ofrece toda suerte de antojitos mexicanos o “garnachas”. En diversas calles de Valle de Bravo encontrarás restaurantes de clase mundial, con recetas que agasajarán al más exigente paladar. Las frutas locales se convierten en riquísimas nieves, conservas y licores.
Los artesanos locales, muchos de ellos de origen otomí, mazahua y matlazinca, se lucen en la fabricación de artesanías de barro, cerámica y textiles. Otros trabajan magistralmente el hierro forjado para producir lámparas, candelabros y otros artefactos, y aprovechan sus conocimientos en cesterías para fabricar abanicos, tapetes y canastas.