Zaragoza l El aumento de las temperaturas en los últimos años ha provocado que los árboles, los “pulmones” del planeta, estén disminuyendo su capacidad para captar el carbono de la atmósfera, lo que podría incrementar el efecto invernadero.
Esta es una de las conclusiones que se obtienen del último estudio europeo realizado tras monitorizar el crecimiento de árboles en múltiples localizaciones del hemisferio norte, especialmente en Europa, en los que han participado geógrafos de la Universidad de Zaragoza (este de España), junto a investigadores de once países, ha informado la institución universitaria en una nota de prensa.
En dicho estudio, han participado en representación de la universidad española Edurne Martínez y Martín de Luis, quienes hicieron un seguimiento semanal de los bosques en la sierra del Moncayo (noreste) y Alicante (este) en un periodo de cuatro años.
Martínez, quien está realizando su tesis doctoral sobre los impactos de los eventos climáticos extremos en los bosques, señaló que los árboles, al necesitar del carbono para crear las hojas y crecer, captan hasta un 15 por ciento de las emisiones de CO2 provocadas por el hombre.
La captación del carbono y su transformación en biomasa (madera) sigue un ciclo anual relacionado con las condiciones climáticas.
Entender estas relaciones es muy importante para poder predecir posibles cambios en el ciclo de carbono, ya que los árboles forman parte del mismo.
Los árboles tienen dos fases de crecimiento: en la primera crecen en volumen y, en la segunda, capturan el carbono, dos procesos que hasta ahora eran considerados sincronizados y que en este estudio se demuestra que hay un retraso entre uno y otro de aproximadamente un mes, una cuestión que se ha evidenciado en todos los ecosistemas forestales templados, boreales y mediterráneos analizados.
Asimismo, según el estudio el creciente aumento de las temperaturas modifica el ciclo de asimilación del carbono por parte de los árboles, pudiendo disminuir su absorción.
Se sabe que un aumento en la temperatura también conduce a un aumento de la evaporación y si el agua no está disponible, hay una reducción en la fotosíntesis, con la consiguiente reducción de la captura de carbono.
Por tanto, han determinado que si los árboles captan menos carbono, eso tendría una clara repercusión en el ciclo del carbono: un aumento del CO2 originaría un incremento del efecto invernadero y el consecuente aumento de temperaturas, “sería como el pez que se muerde la cola”, consideró la investigadora.
Los árboles van a seguir creciendo, pero su papel como “pulmones” del planeta se puede ver modificado ante las predicciones de cambio climático actuales, en el que se incluyen un progresivo aumento de temperaturas, explicó.