Ciudad de México l Los residuos plásticos procedentes de las bolsas de plástico, pero especialmente el plástico procedente de las botellas de agua desechables, flotan en nuestros arroyos, ríos y lagos, y se mueven diariamente hacia el mar. Solamente de agua se embotellan cada año unos doscientos mil millones (200.000.000.000) de litros de agua en botellas de PET. Y todavía no hemos hablado de las otras bebidas que también son envasadas en botellas de PET, o de los 20.000.000.000 litros de crudo necesarios para la producción de las botellas de agua de PET. El plástico triturado procedente de botellas de plástico, ropa a base de microfibra, cosmética, pastas dentales, etc., no se descompone y acaba en el plancton. De ahí pasa a los peces y aves marinas, y regresa a la alimentación que ingerimos los seres humanos. Fragmentos de plástico mayores terminan en los estómagos de animales como las tortugas, que confunden las bolsas de plástico con medusas. Muchos de estos animales se mueren de hambre con sus barrigas abultadas, llenas de plástico. ¿Es este el agua potable que deseamos para nuestros hijos?
Las pruebas realizadas en los últimos meses por diversos laboratorios conocidos han coincidido en determinar, mediante costosos y elaborados métodos, que es posible documentar más de 6.000 partículas de plástico diferentes. Y antes de realizar las pruebas, el agua utilizada fue limpiada en plantas de tratamiento de aguas residuales para verificar el contenido de residuo real después del proceso de limpieza. Los métodos de limpieza de las plantas de tratamiento de aguas residuales generalmente no cambian tan rápido como las nuevas evidencias sobre contaminantes que nos llegan regularmente en forma historias de horror a través de la prensa. Las plantas de tratamiento de aguas residuales son en su mayoría empresas comerciales que deben ser rentables. Por supuesto que están obligadas a cumplir con los límites establecidos por la ley. Pero para que dichos límites se conviertan en ley a veces puede pasar mucho tiempo. Y luego están aquellos casos en los que los límites simplemente se modifican porque con los métodos habituales ya no es posible cumplirlos.
Las botellas de plástico liberan a altas temperaturas disruptores endocrinos y sustancias cancerígenas. Los resultados de estudios recientes confirman lo que la mayoría ya sabía: Es peligroso beber agua embotellada cuando ésta ha permanecido largo tiempo bajo el sol. Los disruptores endocrinos, BPA y otros imitadores de hormonas afectan al desarrollo del sistema nervioso central y alteran el efecto de las hormonas en el cuerpo. El resultado puede ser cáncer, diabetes, obesidad y trastornos de fertilidad.
Investigadores de la Universidad Goethe de Frankfurt ahora han descubierto esta actividad estrogénica por medio de un sencillo experimento con caracoles. Una determinada especie de caracol se mantuvo durante 8 semanas dentro de botellas de plástico y posteriormente se comparó con los respectivos grupos de control que vivían en botellas de cristal. La diferencia en el número de embriones permitió detectar la actividad estrogénica que resultó ser diferente en muchos distintos tipos de botellas de plástico, mientras que no se observó ningún cambio con las botellas de cristal. Y ya se sabe que el tereftalato de polietileno (PET) libera el metal pesado antimonio.
Sin embargo, las botellas de agua no son la única fuente de sustancias plásticas nocivas, aunque desde el punto de vista global representan con mucho el mayor desastre plástico y la industria sigue tratando de confirmar desesperadamente la seguridad de las botellas de PET.
Desde hace ya varios años existen nuevas botellas reutilizables de TRITAN. Se trata de un plástico alternativo utilizado también para la fabricación de biberones. De momento, parece que de este modo se puede haber alcanzado una solución parcial libre de estas contaminaciones conocidos y que igualmente son ligeros para llevar.
El hecho de que un gran porcentaje de la humanidad procedente de todas las capas sociales beba agua de botellas PET de una forma nunca antes vista, y de las que ya sabemos que liberan sustancias que alteran el comportamiento de las hormonas y así el carácter humano, es una manipulación de una genialidad difícilmente superable y que roza lo grotesco. Comparado con el agua del grifo filtrada que según los expertos es mucho más saludable, no contiene contaminantes y encima es mucho más económica.
Absolutamente cualquier tipo de alimento que ingerimos está influenciado por la calidad del agua, así como también cualquier función del cuerpo. Está la regulación de la temperatura corporal, el proceso de envejecimiento incluido la renovación celular, el buen funcionamiento de las articulaciones, el efecto amortiguador de los discos intervertebrales, el sistema nervioso, las células cerebrales y la circulación de la sangre, todo se mantiene en funcionamiento gracias al alimento que es el agua. El problema es que el cuerpo humano no puede almacenar esta gran medicina que es el agua, si es que lo es.
Espero que pronto despertemos a que no es muy sabio ni responsable pagar una gran cantidad de dinero por lo aparente del estilo de vida que representa el agua embotellada y provocar con los miles de millones de botellas de plástico un desastre ecológico mundial.