Alejandro Pardo
Desde su arribo, la actual administración planteó un aumento de la deuda pública, con el firme propósito de alcanzar aquel escenario de prosperidad que la mayoría hoy se cuestiona por qué no ha ocurrido, y la respuesta en parte yace de un gasto público sumamente ineficiente.
Por lo anterior, hoy por hoy nos encontramos ante un escenario situado en el otro extremo. Consecuentemente, de acuerdo con el índice de competitividad publicado hace unos días por el Foro Económico Mundial, México avanzó cuatro lugares en la publicación 2015-2016 con respecto a la del 2014-2015, ascenso que se explica por la inclusión de 4 países menos en la más reciente en oposición con la anterior.
No obstante, ha retrocedido dos lugares con respecto al estudio del 2013-2014, año en el que se asentó en la posición 55 de 144 países, además México reculó dos lugares en el reciente estudio 2015-2016 mismo que incluyó solamente a 140 países.
En dicho estudio, se valoró a los países entre 0 y 7; México se situó en 4.3 dentro del realizado en 2015-2016, puntuación que se ha mantenido desde 2011-2012, a excepción del 2012-2013 cuando México obtuvo una puntuación de 4.4, misma que cayó al año siguiente y se ha mantenido.
Para calcular el índice de competitividad, el Foro Económico Mundial se basa en doce pilares clasificados en 3 categorías. En cuanto a la concerniente a requerimientos básicos, México se ubicó en el lugar 73, con una puntuación de 4.5, en la de intensificadores de eficiencia, ocupó el lugar 53 con 4.3 y finalmente en la de factores de innovación y sofisticación obtuvo una calificación de 3.8 que lo colocó en el lugar número 52.
En el apartado de requerimientos básicos, el peor aspecto fue el de instituciones, donde México se situó en el lugar 109 de 140, obteniendo una puntuación de 3.3.
A su vez, el estudio señaló también las principales dificultades para hacer negocios, de ellas, en México destacan como era de suponerse las siguientes: corrupción, ineficiencia de la burocracia gubernamental, crimen y robo y las tasas impositivas.
Otro aspecto a destacar, es el de eficiencia del mercado laboral, donde se colocó en el lugar 114, ¿pero entonces que ha pasado con la expansión del gasto público, basado en el aumento de impuestos y la adquisición de deuda que tenía como fin el aumentar la producción y nivel de empleo? Se ha traducido en mayores dificultades para poder hacer negocios, claro está, así como en la falta de protección a la propiedad privada y la clara ineficiencia del mercado laboral, mismo que persiste en su mayoría por la apremiante necesidad de las personas que ingeniosamente de una u otra forma se ganan la vida, no a una planeación gubernamental en lo económico.
Al profundizar fragmentando el apartado de instituciones, destaca la eficiencia [ineficiencia] de las públicas, en el que México ocupó la posición número 115, detrás de países como El Salvador, Mongolia, Tanzania, el cuanto a desvío de fondos públicos el lugar 125, detrás de Mozambique y Haití por ejemplo. Finalmente, respecto a la confianza pública en los políticos nuestro país aparece en el 124.
Así que todo está claro; el panorama es desalentador. México es un país en el que ni siquiera los propios mexicanos confían, con un mercado laboral y una burocracia sumamente ineficientes, así como un Estado de derecho que no sólo nutre la incompetencia del país ante el panorama internacional, sino que también es profundamente injusto y lacerante.