Madrid, España l El aumento de temperatura debido al cambio climático había provocado un adelanto en el brote de las plantas, muy positivo para que éstas fijaran más carbono, sin embargo un equipo de científicos acaba de descubrir que esta tendencia se ha frenado, según un artículo publicado en la revista Nature.
El estudio, que ha utilizado como referencia datos de los bosques europeos en los últimos treinta años, constata que, pese a que el calentamiento persiste, los bosques europeos ya no adelantan tanto la primavera como lo hacían en los años 80.
Así lo explica uno de los autores de la investigación, Josep Peñuelas, director de la Unidad de Ecología Global del Centro de Investigaciones Ecológicas y Aplicaciones Forestales (CREAF) y profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Hasta ahora, la mayoría de las teorías científicas apuntaban a que el adelantamiento de la primavera provocado por el cambio climático estaba haciendo brotar los árboles más y con más antelación.
“Uno de los síntomas de que el cambio climático actúa sobre la vegetación es que cambia la fenología, el ciclo vital de los organismos. En este caso lo más significativo es cuándo salen las hojas porque si aparecen antes fijan más carbono”, indica Peñuelas.
La magnitud de referencia desde 1980 es que por cada grado más de aumento de temperatura, la salida de las hojas se adelantaba 4 días lo que suponía un alargamiento del periodo de fijación del carbono y por tanto “se limitaba el efecto invernadero producido por los humanos”.
Esa magnitud ha sido la utilizada como referencia en los modelos climáticos que calculan la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera.
Sin embargo, lo que los investigadores han comprobado es que el avance en la llegada de la primavera se ha visto frenado por la menor acumulación de frío en el invierno, o dicho de otro modo: por los periodos invernales más cálidos que también está intensificando el cambio climático.
“Hemos observado que los árboles europeos no están haciendo brotar las hojas tan pronto como se preveía, porque necesitan acumular un cierto número de noches frías para despertar del estado de dormición invernal”, indica el investigador.
Es decir, “como no se acumula suficiente frío en invierno, las plantas necesitan mucho más calor para brotar en primavera”, añade.
Así, los análisis demuestran que si entre 1980 y 1994, por cada grado que había subido la temperatura primaveral, la salida de las hojas había avanzado 4 días; entre 1999 y 2013 con inviernos más cálidos, este número se ha retrasado hasta 2,3 días por cada grado.
“Si, según marcan los modelos, cada vez el invierno resulta más cálido, se frenará el avance en la salida prematura de las hojas”, afirma Peñuelas.
Por tanto, la menor sensibilidad de la salida de las hojas al calentamiento progresivo preocupa a los investigadores porque reduce el potencial de los bosques de secuestrar más carbono.
Este estudio ha sido desarrollado por un equipo internacional de investigadores de China, Bélgica, Francia, España, Suiza y Alemania durante 30 años y en 1.245 parcelas de la red de monitoreo de la fenología de los bosques de toda Europa.