Mónica Zepeda
ARTE Y CULTURA,  PORTADA

Los cimientos abisales de Mónica Zepeda; Entrevista con la autora del libro “Si miento sobre el abismo”.

Por Andrés Felipe Escovar / @eskrraga

 

En San Cristóbal de las Casas no para de llover. Dicen que hay días en que no cae una gota de agua; es más, afirman que hay temporadas donde cualquier sensación de humedad habita la utopía. Ahora parece que el diluvio, más que ahogar a las criaturas, las derrite: si hay avalanchas, ¿qué puede hacer un aguacero permanente en el espíritu de un humano? Y diluvios y puñaladas aparecen los versos de Mónica Zepeda, una poeta nacida en esta ciudad.

Ha publicado el libro Si miento sobre el abismo y sus poemas aparecen en diversas antologías. Actualmente trabaja en la finalización de su segundo libro y continúa escribiendo. Un eje de su poética es la alteración de las palabras a través del sonido que ellas exhalan: llama a su libro Si miento y esa alusión convoca a un cimiento sobre el cual se erige una poética.

La aparición de la escritura

Estaba estudiando economía en Querétaro y de repente empecé a tener desórdenes mentales, por decirlo de alguna manera, y me nació empezar a escribir. Ya pasados unos meses, como mis crisis fueron aumentando, decidí dejar la carrera e irme a Ciudad de México y ahí, entre psiquiatras, descubrí las clases de Casa Lamm y estuve en tres cursos libres. Luego pusieron la carrera y me dije que me iba a aventar y así comencé.

La escritura de poemas

Yo necesitaba puñaladas y creo que en verso se daba lo que quería decir.

Primeras lecturas

Empecé leyendo mucho a Baudelaire y Rimbaud porque, según lo que estaba escribiendo, me los recomendaron. Aunque no siento que me hayan influido tanto; en ese momento había leído a Sábato y Onetti… no sé cómo me fui hacia la poesía…

Poetas cercanos

Hace unos meses, Victoria Guerrero Peirano se convirtió en la mujer que buscaba algo similar a mí. Leí En un mundo de abdicaciones y dije: esto es algo que quiero decir porque también es una lucha con ella misma y un cuestionamiento hacia los escritos de la mujer. Ella es un referente. Desde hace unos años leo a Inés Arredondo, que me fascina por la fuerza y potencia en sus cuentos.

Si miento sobre el abismo

Todo empezó en los hospitales. Era una búsqueda mía y apareció a manera de queja por la vida, por lo que estaba pasando, por no entender; todo hecho desde la pregunta. Jamás pensé en un libro y esto se fue armando; yo podía titularme por tesis o libro de creación y entonces lo fui armando.

Las palabras

Siento que es innata mi relación con la lengua. Lo fui notando, independientemente de que haya habido evolución en los temas a tratar en los versos: siguen sonando. Así como habrá a quien se le dé la rima, ese juego del sonido siempre se ha dado sin buscarlo.

¿Misticismo en el poema?

Más que misticismo, tuve un alejamiento muy fuerte a partir de los quince años; casi siempre asistí a escuelas católicas pero las que más me marcaron fueron las de Suiza y Estados Unidos a donde asistí. En la adolescencia empezaron muchos cuestionamientos que no tenían respuesta; no entendía la injusticia de cosas que me llegaban a pasar, fue un choque con la fe y, más que nada, con la iglesia. Entonces no creo que sea misticismo, es enojo hacia castigos injustificados

Escenas de escritura

Yo escribo hasta sobre el lavadero; es un rincón de mi casa que me gusta mucho. También escribo en la oficina y me gusta muchísimo hacerlo en cafés; por ejemplo, aquí, a Amor Negro, vengo mucho.

Casi siempre hago notas de celular. También lo hago en alguna libreta y, ya cuando tengo más solidez, escribo con la computadora.

Diálogo y duálogo

El diálogo responde a la persona; hay realmente comunicación. En el duálogo no se dan respuestas directas a los enunciados. Nosotros divagamos más que dialogar o dualogar, lo cual evita la aceptación del otro porque cada quien está en su postura, concentrado en la escucha propia. Así está dado y así estamos hasta el final: desentendiéndonos.

Los poemas hechos

Al momento de escribirlos, me identifico; cuando son entes independientes, no. Hay algunos con los que me reencuentro y otros a los que definitivamente dejo de lado. Unos cuantos me siguen calando cuando los leo, pero como si fueran de alguien más.

La memoria

Pasa algo: al escribir los poemas, me los aprendo, es como si los trajera…No sé por qué, quizá por esta cuestión del sonido; me aprendo muy bien letras de canciones, pero no las cosas que leo. Los míos, los escucho y, cuando los escribo, los leo en voz alta y se me quedan; has de cuenta que son un dictado.

El mundo editorial y el gremio

No he tenido relación editorial tal cual. Por ejemplo, Si miento sobre el abismo lo saqué sin isbn porque me interesaba enviarlo a editoriales y, al final, no se envió. Por supuesto que es importante un sello editorial porque da prestigio, pero a mí me basta con esto. Una vez llegó una chica que no conocía a una presentación -se llama Tania- y leyó mi libro antes del evento, una vez allá, me agradeció porque sintió que ya no era la única que estaba en el abismo… Para mí eso da más que un sello editorial: que una persona se identifique y le sirva lo que escribo es muy gratificante, vale la pena soltarlo y compartirlo.

Inmortalidad

Sí existe la inmortalidad literaria, de lo contrario, no habría un Cervantes. Sería maravillosa una trascendencia… yo ni me enteraría. Es maravilloso conocer a autores y poder identificarme en 2019 con algo escrito quinientos años atrás. Pero ese asunto ya no está en mí.

El libro que viene

Surgió en una etapa intermedia entre Si miento sobre el abismo y las antologías en donde he participado. Yo quería lanzarme al cuento porque me gusta mucho ese género, se me hace una forma de excelencia. Surgió a partir de un relato y luego lo troceé en versos y luego en poemas y luego en capítulos y partes. Es a modo de experimento porque hay quien dice que la poesía no es narrativa: ahora ya esta tan mezclado todo que a mí no me importa.

Personajes de novela

Me gusta Chichikov, de Almas muertas de Gogol, porque es ingrato con lo que tiene y está buscando no ser lo que es. Busca salir de esa pobreza, pero ya está en una clase social media que aspira siempre a más. Por un lado, es perseverancia y ganas de ser más, pero a partir de estar inconforme y eso me llama la atención. Además, el ámbito en que se mueve, que es la burocracia rusa, te va poniendo en escenarios que pueden ser el México actual.

San Cristóbal de las casas

Me gustan sus montañas y su clima, la calidez de su gente y toda esta mezcla que se ha venido dando. Tiene mucha magia al ser cosmopolita y se me hace que se ha ido enriqueciendo. Empezó a haber mucho crecimiento desde el 94, yo estaba muy chica en ese entonces. Mi poema Fui grito de mi propia sombra, parte de lo que me tocó vivir del otro lado porque mi papá estaba en la política, él era diputado local de San Cristóbal, del quinto distrito, y nosotros tuvimos que refugiarnos: fue también difícil del otro lado. Tampoco entendía muy bien la situación. Creo que, a raíz del 94, San Cristóbal se volvió un foco del mundo y empezó a venir muchísima más gente, en ese entonces europeos, y luego se hizo más popular. A partir del 2000 o 2005 fueron cambiando las costumbres.

Poetas Chiapanecos

Están Efraín Bartolomé, Balam Rodrigo, Chary Gumeta, Luis Enrique Moscoso, Antonio Guzmán, que es de origen indígena y escribe en tsotsil… son los que más me llaman.

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