Ángel Aguirre Rivero, el ex gobernador de Guerrero. Foto/México Sur Noticias.
AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Es de suponer que se polaricen las posiciones al interior de los partidos en torno a los que van encabezando la ruta hacia las candidaturas, y también que entre ellos se den sucesos sino públicos, sí en la llamada guerra sucia que inevitablemente se registra desde mucho antes que el año electoral, como sucede en esta ocasión en que tiene meses -antes de las internas- que se dicen y exhiben lo que pueden a través de las redes sociales.
Pero de eso a que terceros digan que éste o aquella no debe de competir ni en la interna y menos en la constitucional, me parece de lo más arbitrario pues, aun lo que se considere en contra, si tienen sus derechos políticos vigentes realmente nada se lo impide.
Hay sus casos excepcionales –según esto- como el de Ángel Aguirre Rivero, el ex gobernador de Guerrero, al que no solo le pasó el caso tremendo de Ayotzinapa, sino que lo superó el crimen organizado, que infectó de muerte a balazos a esa entidad. El ex gobernador fue boicoteado por la gente misma en su intento de querer ser candidato independiente a senador; no lo quieren ni en el estado.
Pero son contados, en Chiapas las cosas son distintas y por ejemplo, el ex gobernador Salazar logró las firmas requeridas para ser candidato independiente al Senado, otra cosa es que gane, que la gente vote por él, como para hacerle competencia a los que tenga como rival, entre los 2 candidatos del Verde, dos del PT-PES, y otros 2 del PAN-PRD a la senaduría.
Pero otra cosa es cuando, siendo militantes, estando en funciones, se les descalifique y ataque en aras de restarle ya no posibilidad pues está claro que la tiene, sino credibilidad, como ha sucedido en el caso de Rutilio Escandón Cadenas, el presidente del tribunal de justicia del estado, y quien es también virtual candidato de Morena a la gubernatura del estado.
Decía que personaje como éste ya con todo definido es atacado porque no renuncia aún al poder judicial de Chiapas, cuando no está obligado hasta el tiempo que marque la ley, para poderse registrar ante el órgano electoral.
¿Cuántos no lo han hecho así por todo el país?
Y la otra es que ni AMLO, que viene el 23 a la entidad, se lo reclama como para que “sus compañeros de partido”, lo hagan.
A esos niveles las cosas ya están platicadas, acordadas, establecidas. No son pasos a la ligera y menos como para sorprenderse pues, la otra parte en esto, que es el legislativo que lo nombro a propuesta del gobernador Velasco, no le ha recomendado la renuncia al magistrado presidente.
Entonces tenemos que, al parecer el ala opositora a su triunfo dentro de Morena y los equipos de sus futuros posibles adversarios, están haciendo lo necesario para hacerlo parecer poco ético por permanecer al cargo de “la casa de la justicia” como se llama al STJE en el argot político chiapaneco.
Seguramente el de Carranza se irá en breve de ese cargo, o ya está también hasta platicado con el ejecutivo del estado, pues al final de cuentas mantuvo con éste una relación cordial, en algo que no se ve en otros estados del país, pues no hay que olvidar que para todos Morena es el partido que les viene a arrebatar lo logrado, y en Chiapas puede pasar.
Y entonces veremos si tienen razón sus compañeros de partido que tanto lo cuestionan por seguir al frente del poder judicial o por meras diferencias políticas internas entre izquierdistas, rencorosos y vengativos como ellos solos.

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