Habitantes de Chenalhó durante la marcha. Foto/La Jornada
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Marchan indígenas de Chenalhó para exigir cese la violencia

La situación de emergencia se acentúa, con la amenaza de ‘actuar drásticamente en contra de comuneros de Chalchihuitán’ en caso de que el Tribunal Unitario Agrario no emita resolución definitiva a favor del municipio de Chenalhó, el 15 de diciembre”

Elio Henríquez/La Jornada l Más de 500 habitantes del municipio de Chenalhó marcharon este jueves en ese lugar para exigir que cese la violencia en la zona por el conflicto de límites territoriales con el vecino Chalchihuitán, que data de 45 años.
“Queremos evitar otra masacre como la de hace 20 años en Acteal”, donde el 22 de diciembre de 1997 fueron asesinados por paramilitares, 45 indígenas tzotziles, dijo el sacerdote Manuel Pérez Gómez, titular de la parroquia de Chenalhó, organizadora de la movilización.
Al mismo tiempo, alrededor de 50 agrupaciones denunciaron que “se agrava el estado de sitio a las comunidades de Chalchihuitán, como una forma de control de la población y el territorio basado en infundir terror, con la protección de la alcaldesa de Chenalhó, Rosa Pérez Pérez y la omisión del gobierno de Chiapas”.
En un documento añadieron que “la situación de emergencia se acentúa con la amenaza de ‘actuar drásticamente en contra de los comuneros de Chalchihuitán’ en caso de que el Tribunal Unitario Agrario no emita resolución definitiva a favor del municipio de Chenalhó, el 15 de diciembre”.
La marcha-peregrinación se realizó de la comunidad de Campo los Toros a Las Limas, donde pobladores de Chenalhó mantienen un bloqueo desde el 14 de noviembre pasado para impedir la salida de sus vecinos. Aunque hace dos días retiraron los obstáculos para permitir el paso de peatones –los vehículos no pueden pasar porque abrieron una zanja- , los pobladores de Chalchihuitán han preferido evitar transitar por temor a ser agredidos.
El conflicto se agravó el pasado 18 de octubre cuando fue asesinado a balazos Samuel Luna, de Canalumtic, Chalchihuitán, por habitantes de Chenalhó. El 29 del mismo mes, fue herido a balazos Sebastián Ruiz Ruiz, originario de este último.
“Hemos peregrinado al crucero de Las Limas que comunica a dos municipios hermanos pero que ahora es un signo de división, para pedir que haya paz y reconciliación entre hermanos divididos; que este punto sea de comunicación y no de confrontación. No venimos a denunciar ni a condenar a nadie ni a decir quién tiene la razón y quién no; no tenemos una palabra de por qué empezó el conflicto ni cuál es la solución legal”, afirmaron en un comunicado.
“Si las autoridades federales, estatales y municipales no hacen bien su trabajo será muy difícil y casi imposible que haya una verdadera solución”, afirmaron.
Al sacerdote Pérez Gómez dio que “aparentemente hay una tranquilidad y esperemos que con la resolución próximo del Tribunal ojala se llegue a la paz que deseamos”.
Las aproximadamente 50 agrupaciones, entre ellas el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y el Pueblo Creyente de la diócesis de San Cristóbal, manifestaron que existen “testimonios directos de la aquiescencia del Estado mexicano ante la presencia de grupos armados que controlan el territorio en los Altos de Chiapas”.
Expresaron que “el gobierno de Chiapas es responsable de graves violaciones a derechos humanos en un contexto de violencia generalizada, en una zona de histórica impunidad y protección estatal a paramilitares, ha sido inoperante para disuadir las agresiones y las instancias de impartición de justicia no han actuado. Esta situación escala en niveles de conflictividad en otras regiones”.
Manifestaron que el día 5 de diciembre recibieron información de la “detención de habitantes de Chalchihuitán, por personas armadas que destruyeron la carretera principal a mencionada cabecera municipal e impiden el acceso. Un día antes se alertaba de la desesperación por la persistencia de la incomunicación que ha provocado desabasto en las comunidades y de manera preocupante obstaculiza la ayuda humanitaria a las 5 mil 23 desplazadas y desplazados que sobreviven a la intemperie, en campamentos improvisados de techos de plástico, durmiendo en las montañas, con miedo y falta de medidas de seguridad para retornar a sus casas”.

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