AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Desde luego que la constancia de guerra sucia en contra de personajes públicos busca reducir su grado de aceptación, sino de que otra forma podría explicarse tal campaña, en la que no hay ningún pudor o ética en cuanto a contenidos, sea hombre o mujer, pues en esto de la política de plano ya no hay normas con tal de lograr los objetivos.
Desde luego que para esto hay niveles, y desde luego recursos de respuesta y capacidad de cobertura por parte de los implicados, y habrá que ver de dónde provienen los calibres.
Sabemos que en el PVEM hay tres aspirantes a la gubernatura de Chiapas, y que aparte de Eduardo Ramírez Aguilar y Armando Melgar Bravo, se perfila recientemente en esa contienda al menos en la interna de ese partido, la figura del alcalde Tuxtla Gutiérrez, Fernando Castellanos Cal y Mayor, lo que habla de que en ese instituto político tenemos ya corrientes internas que, desde luego, también trabajan por sus prospectos y desde luego por sus proyectos propios, salvo no haya precandidatos y las cosas se resuelvan vía determinación directa o los llamados candidatos de unidad, en el caso de que el PVEM en realidad vaya solo en la contienda, como lo insinuó el senador Pablo Escudero.
Muy aparte de las simpatías que despierten estos personajes al interior de su partido y la sociedad, está la realidad de una verdadera opinión dividida en torno a los que se ven como aspirantes en todos los institutos políticos, que por lo que se ve, son objeto de ataques o campañas que no deben ser gratuitas, y que no augura nada bueno para con la contienda democrática como transparente que la población reclama.
Una vez en el escenario, Castellanos Cal y Mayor también fue objeto de ésta guerra sucia, que no dice nada más que referencias derivadas de su labor como alcalde, sin más contendido de lo que hace falta en una entidad en la mucho hace falta, cuando en México se habla de estabilidad financiera mientras los programas y partidas presupuestales o no llegan a tiempo o se cancelan, desde que los precios del petróleo se vinieron abajo, y puede que sea lo mismo en 2018, con un presupuesto de egresos a discusión basado en cálculos prospectivos en la prensa nacional, que son especulativos y “muy variables” en torno a los precios que pudieran alcanzar los hidrocarburos, y la cotización del dólar frente al peso.
Porque si no resulta esa expectativa, otra vez un año precario como el actual, en que hay más pinceladas que verdades para la población, en verdadera situación preocupante, ante la falta de liquidez en el gobierno estatal, según queja de todo tipo de empresas en todo tipo de rubros.
Con eso y todo, la alcaldía de la capital chiapaneca dio a conocer que va a al día en su cuenta pública, y eso no fue desmentido por el congreso estatal, por aquello de quienes quieren ver enemistades entre los aspirantes del verde, ahora que la junta de coordinación política la preside Ramírez Aguilar.
El punto es que estos personajes tienen todos sus derechos político-partidistas y desde luego los civiles vigentes, y eso les da derecho a ser aspirantes a una precandidatura o la candidatura al gobierno del estado, aun los cargos que ostentan como legisladores federales, y en el caso de Fernando Castellanos como alcalde tuxtleco.
Lo que resulte se dará en las elecciones, si es que llegan a abanderar sus siglas, y la gente les brinda su voto.

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