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EDITORIAL

Los mantenidos

En medio de la polémica de cuánto van a costar los independientes a la federación y en las entidades del país, aparecen los otros en cuestión que son los partiditos, o la llamada “chiquitillada”, algunos salvados de milagro de perder el registro, como es el caso del PT que, por semanas, estuvo descartado, hasta que una elección extraordinaria por federal diputado en Querétaro, les devolvió las prerrogativas.
Este tema no es nuevo: el tema fue tocado por los propios panistas que ahora se valen de ellos, en los tiempos de protagonismo de Diego Fernández de Cevallos quien a su peculiar estilo los bautizó como “la chiquillada”, y hoy la pregunta es si valen lo que piden o solamente buscan sumarse a las causas de otros organismos para sacar la mayor raja posible, en una depredación del erario sin beneficiar en nada a la democracia.
Rémoras, chiquitillada, bisagra, como los llamen, la pregunta es si la inversión en ellos vale la pena, porque a los partidos mayoritarios si le sirven, para sumar, aun ello haga muy caro el voto como en pocas naciones del mundo.

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