El suceso de la escuela Repsamen duele porque fueron muchos los infantes que perdieron la vida. Foto/www.marmorinforma.mx
AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

No hay cómo encontrar pretexto para detenernos

Desde nuestros ancestros que enfrentaron las furias de volcanes y terremotos, los hoy mexicanos hemos superados esos retos con una solidaridad que se volvió a ver a los minutos de los sismos del 7 y 19 de este mes patrio.
Sin embargo, el de la ciudad de México logró una respuesta visible porque sucedió a plena luz del día, y aun lo áspero de la referencia, permitió que la gente se pusiera a salvo tanto por una nueva cultura sobre el comportamiento de estos fenómenos, y que la gente no dormía como fue en muchos casos en los pueblos de los estados de Oaxaca y Chiapas en el Sureste Mexicano, cuando vivió el más terrible sismo la media noche de hoy hace dos semanas.
Doce días después en la capital del país, la enorme ciudad de México, construida sobre un lago y terreno pantanoso, en la que pese a ese riesgo hay quienes construyen sin las especificaciones requeridas a riesgo de lo que se ve, tenemos estructuras colapsadas que estaban por la mañana en excelentes condiciones y antes de las dos comprimidas y comprimiendo a seres humanos, la mayoría ya sin vida.
El suceso de la escuela Repsamen duele porque fueron muchos los infantes que perdieron la vida, cinco mentores también, para ser un total de 37 personas fallecidas en ese centro escolar, se repite, en muy buenas condiciones estructurales, y que deja en claro que para éstos sismos no hay suerte, no hay advertencia: solo consecuencias y ésta es la que vemos y nos dicen, desde luego, sobre el que varios de los edificios colapsados, en especial los que son públicos, estaban en buenas condiciones, pues la escuela Repsamen obligadamente debió ser sometida a análisis estructural el fin de semana luego del sismo del 7 de septiembre, esto es los días viernes 8, sábado 9 y domingo 10, con resolución aprobatoria para la autorización de que estaba en condiciones para que se impartieran clases.
Y ya la sabe: aparecen los estúpidos –pues no hay otra definición- o perversos que en medio de la tragedia aventuran todo tipo de suposiciones sin aval científico, menos tecnológico porque no lo hay, de posible temblor de mayor intensidad, e incluso los que creen que se burlan de la vida bromeando sobre éstos sucesos y desde luego los que, políticamente, aprovechan la desgracia en que viven los afectados aun impactados por el fenómeno que los dejó sin casa, sin familiares, sin nada y solo dolor y muchas preguntas sin respuestas que supongo, le puede a pasar a cualquiera de nosotros.
Estos son los más viles, sátrapas, que lucran imagen con el dolor ajeno, creyendo que se les va a considerar “re buena gente”, cuando son los más mezquino y rapaz que se pueda ver.
Por eso celebro a esos mexicanos que en el Sureste y ahora en el centro del país, están realizando labor humanitaria “sin foto pal feis”.
Con esos mexicanos estamos: ¡estamos unidos mexicanos!

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