Shoukhrat Mitalipov, quién dirigió el estudio, y la asistente Hayley Darby en el laboratorio de la Universidad de Ciencias y de la Salud de Oregón. Foto/Ap
SALUD

Modifican en embriones genes portadores de enfermedad cardíaca

París l Genes portadores de una enfermedad cardíaca hereditaria fueron modificados en embriones humanos con éxito por primera vez gracias a una técnica revolucionaria de edición genética, según un estudio publicado este miércoles en la revista Nature.
Esta investigación, que se encuentra en fase preliminar, abre potencialmente la vía a grandes avances en el tratamiento de las enfermedades genéticas.
Sin embargo plantea serias cuestiones éticas, ya que esta técnica podría, en teoría, ser utilizada para producir bebés genéticamente modificados con el objetivo de elegir el color de su cabello o aumentar su fuerza física.
El estudio se realizó en la Universidad de Ciencias y de la Salud de Oregón (OHSU) en Estados Unidos por científicos estadunidenses, chinos y surcoreanos. La herramienta utilizada es la técnica CRISPR-Cas9, gran hallazgo que se dio a conocer en 2012.
El equipo de investigadores utilizó esta herramienta revolucionaria para corregir, en embriones humanos, el gen portador de la cardiomiopatía hipertrófica. Esta enfermedad cardíaca hereditaria puede provocar la muerte súbita, especialmente durante la práctica de deporte.
La investigación sobre los embriones humanos cuenta con una regulación estricta y no se trataba de implantar los utilizados en el estudio en el útero de una mujer para dar comienzo a un embarazo. Por esto, los científicos no los dejaron desarrollarse más de unos días.
Este método, que requiere aún más investigaciones, “puede potencialmente servir para prevenir la transmisión de enfermedades genéticas a las futuras generaciones”, comentó durante una conferencia de prensa telefónica una de las autoras del estudio, Paula Amato.
Pero esta perspectiva está lejos todavía. “Antes de los ensayos clínicos, serán necesarios investigaciones suplementarias y un debate ético”, precisó la doctora Amato. Redacción/La Jornada.

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