EDITORIAL

La esperada

Durante todo el domingo se refrendó que hay un aparato que no sabe respetar la libre determinación del pueblo que vota, y a la vez, que ese pueblo no está del todo convencido de la democracia practicada desde los partidos mismos a los que no les otorga la contundencia.
Una serie de irregularidades se registraron durante el proceso del Estado de México, los que no fueron del todo documentados en los medios de “minuto a minuto”, pero sí reportados por los llamados caza mapaches de Morena, partido que sin duda, ha crecido de manera muy importante en el escenario electoral, a grado tal de desafiar solo, sin coalición alguna, al Partido Revolucionario Institucional, en la tierra del presidente de la República, que es la entidad más poblada del país, además de una de las que cuentan con los más altos índices de producto Interno Bruto, y en contra también de esas ventajas, una delincuencia organizada muy activa y por ende, altos niveles de inseguridad.
¿Pero qué con los índices de abstencionismo?
Es un dato que siempre dejan para lo último; por el momento Morena se ocupa en los votos nulos; en su revisión en busca de revertir la diferencia de más de siete mil votos entre Del Mazo y Gómez, y ya después averiguar, si es que les interesa, por qué la gente no vota.
Y aunque para los especialistas es difícil ya cambiar el resultado aun impugnando, queda claro que nuevamente un proceso electoral en México es evidenciado.

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