OPINIONES

Secreto Público

Mario Tassías

Los aspirantes andan desatados. En Chiapas, a un poco más de un año de la sucesión de Manuel Velasco Coello, una manada corre extralimitada tras el hueso.
En esa carrera están los que presumen raza, Roberto Albores Gleason, Zoé Robledo Aburto y Luis Armando Melgar, el pedigrí les viene del PRI de aquellos tiempos de carro completo. Los dos primeros, tienen el mérito de ser hijos de exgobernadores. El otro desciende de un reconocido priísta que estuvo más de una vez en la antesala de la gubernatura.
Tras ellos aparecen quienes forman parte del equipo del actual gobernador. Eduardo Ramírez Aguilar, presidente del Congreso, que lo mismo organiza un festival de lucha libre para el día del niño como ofrece un reconocimiento a las madres como pilares de la familia. En ese contexto, Rutilio Escandón Cadenas el presidente del poder judicial, también se reúne en concentraciones con abogados o apadrina a generaciones de universitarios. La táctica de Plácido Humberto Morales Espinosa, es en apariencia más discreta, anda por los caminos de Chiapas en promoción con la bandera de Morena, el exdirigente priísta apunta como su principal fortaleza, su experiencia de más de 30 años.
Del mismo modo, con la práctica por delante y con la oportunidad de tener a los campesinos como sus principales interlocutores, José Antonio Aguilar Bodegas se promociona bajo los programas asistencialistas que, si realmente llegaran al campo, desde hace mucho tiempo, dejaríamos de traer alimentos del extranjero. Es un priísta con linaje.
Desde la tribuna del Congreso, Emilio Salazar dispone de espacios donde promociona su universidad particular, pero también deja ver sus intenciones de estar presente para ser tomado en cuenta, como aspirante tiene coro que le sigue y reproduce sus propósitos.
Un poco más atrás viene el resto que bien pudiera dar nacimiento a un zoológico político.
En este escenario que también parece un río revuelto, surge la tendencia a crear fundaciones o asociaciones civiles con la finalidad de tener un soporte que les permita transitar sin la observación de la autoridad electoral. Alguna modificación le falta al Código electoral frente a tanto decidido a sacrificar su vida en aras de servir a los chiapanecos.
Desde la legalidad una fundación es una persona jurídica que se caracteriza por ser una organización sin ánimo o fines de lucro, pero que también puede estar dedicada al comercio y actividades lucrativas para enriquecer su patrimonio e impulsar una candidatura.
Así se encuentran las fundaciones Jaguar Negro en clara alusión al mote que desea adoptar el aún es dirigente partidista del Verde Ecologista, pero que se manifiesta como una asociación de jóvenes chiapanecos que tienen como objetivo el cuidado del medio ambiente y fomento del deporte en nuestro estado.
“Yo quiero tener un millón de amigos” que promueve la candidatura de Enoch Hernández, aunque establece que fue creada con la finalidad de hacer un vínculo de amistad entre la población, realmente sus concentraciones no se dan por reproducción espontánea y mucho menos como respuesta a las gracias que adornan a quien la encabeza.
La Fundación Guirao definitivamente se autodenomina como asociación religiosa y con ese nombre organiza eventos promoviendo un aliento de vida, fe y esperanza. La encabeza Leonardo Rafael Guirao Aguilar, expresidente municipal de Chilón.
Bajo el lema “la esperanza de los pobres”, la Fundación que lleva el nombre de Jesús Alejo Orantes Ruiz, es encabezada por otro expriísta que no niega a que en sus eventos también se hable de religión y convoque a pastores de diversas iglesias.
Hay otras figuras en el escenario, pero podemos caer en el empacho y este breve recuento, no tendría sentido sino fuera solo para subrayar que con estos cabestros no se puede seguir arando. Con ellos el panorama es oscuro. No se puede sacar a Chiapas de la barranca.

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