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Al Son del texto

Tina Rodríguez

Ya no es el mismo PRI, al menos en Chiapas. Aquel partido mayoritario terminó en el año dos mil, siguió en 2006 y en 2012, ganó y no. El punto es que el PRI no se ve. La verdad se menciona, pero no se nota por ningún lado, está no en bajo sino en nulo perfil.
No se advierte por ningún lado, menos en las alianzas a las que tiene que recurrir ahora para poder prestigiar en algo a sus candidatos o de plano, apoyar a otros para poder seguir siendo en parte, gobierno, como sucede en Chiapas.
Lo que cedió en Chiapas fue la gubernatura, y la estructura de ese partido aprovechó la coyuntura: hoy el Verde Ecologista en Chiapas tiene las ligas, los controles, los instrumentos: invadió toda la estructura gubernamental, que es un trabajo político importante, que los priistas de cepa, le reclaman a su dirigencia.
¿Qué pasó?
¿Por qué todo?
Los priístas cedieron en Chiapas grandes espacios electorales para candidatos de sus aliados o entregar enormes canonjías para trata de asegurar esos triunfos que ya su partido no logra por méritos propios, y todo por falta de trabajo político, por caer en un caciquismo político dañino.
Lo lamentable es que todo eso se lo copió el PRD en Chiapas, partido que tampoco existe, o al menos no se ve con fuerza, y un Morena sin ruido de campo pero que en Chiapas se los está comiendo de calle. Las alianzas en México no son por la democracia, es para que rémoras partidistas sigan subsistiendo, y los partidos “grandes” se prestan en búsqueda de unos cuantos votos dando a cambio posiciones generando inconformidad al interior del PRI.
El tricolor ha hecho alianzas con el Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, entre otros partidos regionales, en entidades como Estado de México, Coahuila, Nayarit y en alcaldías de Veracruz, pero eso garantiza que ganen sus candidatos, es decir, resulta que los que más crecen en este tipo de contiendas de bajo nivel, diputaciones locales y municipales, son sus aliados, no el PRI.
Hay dos posiciones claves que tienen militantes del Partido Verde y que son de primera línea para un partido que en su mejor momento llegó a tener cerca del siete por ciento, pero que en los recientes comicios se cayó estrepitosamente.
Uno es el gobierno de Chiapas, en manos de Manuel Velasco Coello, quien como militante del PVEM logró ser diputado local, federal, senador y hoy gobernador, con alianza con el PRI.
En Cancún o Benito Juárez, otro militante del Verde gobierna, Remberto Estrada Barba, considerado el alcalde más joven del país.
Ambos ganaron de calle, como se dice, pero ambos hoy no tienen los mejores bonos de reconocimiento por parte de sus gobernados.
Seguramente esa será una de las banderas que ondeen los priistas que llaman a que la convocatoria al menos en Chiapas, sea lanzada para renovar la dirigencia estatal, que se ha mantenido de un gris oscuro.

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