ARTE Y CULTURA

Herencia indígena, ícono del Estado de Michoacán

 

Ciudad de México l La etnia indígena de los purépechas es la poseedora de uno de los vestuarios autóctonos más conocidos del país, el cual continúa vivo gracias a que sus pobladores siguen portándolo con orgullo en su día a día.

Michoacán constituye uno de los estados con mayor riqueza cultural debido en gran parte a la presencia en su territorio de cuatro etnias indígenas que habitan en las diferentes regiones de la entidad.

La más conocida es la purépecha o tarasca, asentada en la región del centro y cuyos integrantes constituyen más del 10 por ciento de la población total de Michoacán.

Sin embargo, en el oriente se ubican los integrantes de la etnia otomí y en la sierra-costa los del pueblo nahuatl, por mencionar algunas.

De acuerdo a la página de internet de la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), las mujeres purépechas utilizan dos tipos de enaguas (faldas) para vestir sus delicadas caderas y fuertes piernas.

Por una parte, llevan una falda llamada “sabanilla”, un enredo rectangular elaborado en lana; “estas faldas sirvieron desde tiempos inmemoriales para abrigar durante la noche a toda la familia y de ahí su nombre de ‘sabanilla’”, describe el documento de la CDI, titulado “El traje tradicional indígena, Purépechas (tarascos) de Michoacán”. Utilizada como prenda del diario, las mujeres enredan su falda y la sujetan con un ceñidor, dejando libre aproximadamente 20 centímetros de tela, la cual se va enrollando hacia abajo para formar el popular rollo de las tarascas.

“El ‘rollo’ sirve para apoyar lo que las mujeres cargan en la espalda, ya sea una criatura, una canasta o un haz de leña”, se lee en el texto antes citado.

Asimismo, portan otra enagua nombrada “zagalejo” y fabricada también en lana. Esta prenda lleva en la parte superior una tira de tela de algodón en algún tono intenso y, en la parte inferior, una cenefa del mismo material para protegerla cuando roce el suelo.

En cuanto a las blusas que visten el pecho desnudo de las tarascas, existen de tres tipos: “el más antiguo deriva del huipil de dos lienzos llamado huananjere, es corto, de manga blanca, de una sola pieza, metido bajo la faja. Está bordado alrededor del cuello y en los hombros con punto de cruz o al pasado, en color rojo o azul oscuro.

“El segundo tipo es de manta blanca, de escote cuadrado, con una bata tejida de gancho. El tercero es el más usado. Esta camisa va plegada sobre el pecho y la espalda por una jareta a lo largo del escote; se acomoda así a los diferentes tamaños de mujeres”, describe el texto de la CDI.

Asimismo, las purépechas recogen su largo cabello color negro con dos trenzas que acompañan con

listones de lana.

Al igual que otros trajes regionales de México, el vestuario de esta etnia indígena no estaría completo sin el famoso rebozo en sus diversos diseños y colores.

“Se cubren con rebozos de algodón azul marino con rayas azul pálido y blancas. Los flecos están guarnecidos con motitas y rebordados con motivos de águilas y figuras humanas. Para este trabajo emplean la artisela, que da la impresión de los antiguos trabajos con plumas”, señala la página de la CDI.

Por otra parte, Michoacán también cuenta con otros trajes típicos autóctonos, los cuales conservan como base, en el caso de las mujeres, las enaguas de satín, haciendo variar solo los complementos.

Éste es el caso de la etnia mazahua, donde la enagua y la falda son acompañadas por un rebozo de bolita. Este vestuario se puede llevar del diario, en una boda y eventos folclóricos, pero principalmente será utilizado para la interpretación de danzas típicas.

Aunque menos conocido y usado, los habitantes de zonas costeras como Playa Azul también cuentan con su traje típico, las féminas llevan una falda amplia de algodón y blusa bordada y los varones portan camisa y pantalón de algodón. (Fuente: El Sol de México)

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