AL SON DEL TEXTO

Al Son del texto

Tina Rodríguez

Una serie de asaltos se han suscitado en la capital del estado que han merecido respuesta inmediata del ayuntamiento.
Desde luego que no es fácil controlar a esos vándalos que de la nada se te apersonan en la calle y te asaltan, en algo que esta servidora ha padecido un par de veces y que te deja en la impotencia aun no te agredan como sucede en otros lugares del país, pro que no hay que dejar que eso suceda.
Desde luego que a ningún gobierno le es cómodo que la delincuencia se le dispare, menos ahora en que las reseñas de los hechos se suben a las redes sociales incluso por las propias víctimas, y merecen una resonancia al respecto en la cómoda de que todos esos males son responsabilidad del gobierno de que se trate, cuando en realidad es impredecible la actividad delictiva que, sucede tanto en Nueva York como en ésta nuestra capital.
Pero es cierto: no son pocos los que van a un cajero a determinada hora de la noche solos, y desde luego hay los que esperan su salida a prudente distancia, o anuncian en mucha gente que van a retirar dinero en especial los y las que reciben apoyos determinados de programas sociales, y son asaltados o asaltadas en la vía pública.
¿Cómo saben que esas damas traen efectivo? Como sucedió ayer en el centro de la ciudad a dos señoras que les esquilmaron 4 y 2 mil pesos de apoyos del Prospera, que dan en determinado banco.
Cada cuatro meses, ese programa otorga crédito a un grupo de personas, generalmente mujeres que puede llegar hasta 25 mil pesos, y que se pagan cada semana.
Constantemente son asaltadas en las fechas agendadas porque no van acompañadas.
Pero la culpa es de la falta de seguridad y no del todo es cierto.
Tiene que ver bastante la imprudencia.
Así, en algunos barrios en dónde se indica que hay asaltantes, y que incluso los colonos colocan mantas de advertencia de linchamiento –algo increíble en un estado de derecho-a ladrones, la imprudencia la ejercemos descuidando lo menos de seguridad como es en el caso de nosotras de no portar la bolsa del lado de la pared y sí de la zona de rodamiento, en que somos víctimas de motociclistas.
Prácticamente nos ponemos de pechito, como dicen, para ser víctimas de un asalto y ya ni se diga las o los que van hablando por teléfono perdiendo el perímetro visual.
La verdad los ciudadanos de a pie le colaboramos mucho a la delincuencia para sus fines.

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