OPINIONES

El Palo que Habla

Jorge Mandujano

Para contribuir a la confusión general

Todo desorden caduca. Tratar de establecer un orden, es “facho”. Luego entonces, se trata, más bien, de construir un nuevo desorden.
Sostiene Aldo Pellegrini que cuando alguien intenta aproximarse al campo de las ideas vigentes con espíritu esclarecedor, debe plantearse el problema de si su aporte no contribuirá en última instancia a hacer todavía más densa la confusión, como aquel que, en desesperado esfuerzo por apagar el fuego, quisiera hacerlo soplando.
“Hablar de contribuir a la confusión general equivale justamente a propiciar el desorden, dirán algunos. De todos modos, no se trata de un desorden contra el orden, sino más bien de un nuevo desorden contra un viejo desorden.
“El desorden, al envejecer, se fija, se fosiliza y adquiere así la apariencia del orden, pero solo porque está inmóvil, porque está muerto. Un desorden muerto se corrompe, hiede, contamina la vida con su podredumbre. Entonces es necesario crear un desorden totalmente nuevo que lo sustituya. Pero no cualquier desorden, sino uno que consuma lo viejo y purifique la vida: un desorden creador, por el cual circule la sangre siempre renovada de lo vital”.
Una vez más, el recuento de todo lo vivido y lo sufrido, en la Génesis de este esperanzador 2017. Crear un nuevo desorden es la empresa.
Siempre he sostenido que los gringos viven como en el cine. Uno viaja por su territorio, sus espacios y todos éstos son virtuales. Construyeron una ciudad exprofeso para ser la capital, como lo es Washington. Pulcra, de un mármol limpio que no lo presume nuestro Palacio de las Bellas Artes. Es tan pulcra la ciudad de los poderes, que a las siete de la noche no hay oficinista alguno dentro de sus entrañas. Todos migran a los suburbios como Mariland, por ejemplo. Se trata de “limpiar” la ciudad, para que al día siguiente vuelva a caminar sin mácula.
Pero la asepsia tristemente caduca cuando hablamos de un imperio que ocupa su prioridad cotidiana en invadir pueblos, libres parcelas que no responden a sus mandatos, a sus intereses; países enteros que creen les pertenecen.
La máxima expresión megalómana se advirtió tras su derrota en Vietnam. Quienes volvieron, no tuvieron la suficiente lucidez para contarlo. Simplemente sobreviven en el sótano de la casa de su madre. Y cuando deciden salir, disparan a mansalva a multitudes congregadas en sitios públicos o en salas cuya posibilidad de escapatoria es limitada. Uno de ellos es ya Presidente de ese país de migrantes que odia a migrantes.
Y ni siquiera invocar a Luther King; mucho menos a Lincoln, porque a ambos el primer presidente negro del otrora país más poderoso del mundo, terminó por sepultarlos: la administración de Obama fue poco menos que desastrosa. Su Ley Pro-Migrantes ocultó los 2 millones 800 mil deportados durante su gestión; 200 mil más promete ese señor que ahora lo sucede
En nuestro querido México, el gobierno de Enrique Peña Nieto padece ahora mismo el momento más aciago, por torpe e inútil, de sus 6 años. Patiño de Carlos Salinas de Gortari, y asistido por la conspicua sabiduría de sus asesores (exhumado Pepe Murat), el Pacto por México, aprobado en fast track por los presidentes de los partidos políticos (incluidos los “de Izquierda”), terminó por legitimar las medidas antipopulares implementadas a troche y moche. Medidas aprobadas en Los Pinos y enviadas al Congreso de la Unión a modo. Diputados y senadores prostituidos por el mejor postor. El Pacto por México se tradujo en “Joder a México”, como sentenciara el clásico.
De todo ello emanó el “Gasolinazo”. ¿Se acuerdan de él? En el argot periodístico profesional subyace la tesis que sostiene que “una nota mata a otra”. Bastó el rumor de la ruptura entre Trump y Peña Nieto para que el espíritu patriotero fuera exhumado y TODOS con su banderita tricolor se sumaran en derredor del Porfirio Díaz hiperposmoderno.
En un país que devora héroes y defeca mitos, ¿a quién creerle en esta lacrimógena telenovela llamada El Muro?: ¿A un esquizofrénico que nos ha mentido en los últimos cuatro años o a un payaso loco?
Voz en off
Se verán peores cosas, dice la Biblia.

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