OPINIONES

Más allá de los sentidos

Yolanda Pardo

Me recibió un invidente, que en mi presencia se retiró las prótesis de sus órbitas oculares, enseguida, empezó a dar detalles de mi vestimenta, accesorios, y de todo lo que llevaba conmigo; describió mis rasgos físicos y aún más, detalles de mi carácter. En esas aulas se encontraban junto a una docena de niños, otras personas ciegas de nacimiento o por eventualidades en su vida.
De esto ya hace más de dos décadas, pero me causó tal impacto, que aún lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Había concertado una cita para que me explicarán eso que los instructores de ese centro en la Ciudad de México llamaban opti-dermo percepción, pero casi al instante empecé a entenderlo.
Ahí sólo daban clases de esta técnica, método, en resumen, enseñanza, a personas carentes de sentido de la vista y a niños de 6 a 12 años. Era difícil que aceptaran a adultos sin ninguna aparente discapacidad, a menos que formaran un grupo entre ellos, de al menos 10 personas, las que nunca logramos reunir ya que por los noventa, la gente no estaba acostumbrada a cosas extrasensoriales o extraordinarias y les tenían temor o las calificaban como charlatería.
En esa ocasión, varios de los niños ahí reunidos, hicieron una demostración para que me convenciera de que podían leer a través de la piel y con los ojos vendados, sus instructores les daban diversos libros y revistas, también uno que yo llevaba y percibían con precisión, cualquier mínimo detalle y todo el colorido de las imágenes, incluso los más pequeños a los que teníamos que forzar los demás la vista para poderlos distinguir.
Sus instructores, cuyos nombres, ahora escapan a mi memoria, me aseguraron que los niños además de ver en forma no convencional, lograban desarrollar otras aptitudes extrasensoriales o fuera de lo común, como la precognición y una intuición más aguda, con lo cual, un niño logró salvar a su padre y a él mismo, de un choque.
Hace un par de días, me llegó información de una instructora llamada Diana Loo, quien imparte este tipo de enseñanzas en la ciudad de Guadalajara, desde hace poco menos de un año, con el mismo método y sólo a niños. Ella lo ha llamado Visión Extra Ocular (VEO).
El próximo mes, el día 11 de diciembre, se llevará a cabo, en la Ciudad de México, el Congreso Internacional del Conocimiento Universal para el Desarrollo Integral del Ser Humano, exactamente en la Unidad de Congresos del Centro Médico Siglo XXI, en el que participará la instructora de estos niños, Diana Loo, cuyo concepto es el mismo que conocí décadas atrás, aunque con diferente denominación y su lema: “Cambiemos vidas para transformar conciencias”.
En ese congreso, Diana Loo, explicará y dará demostraciones sobre este método, que prácticamente tiene medio siglo que lo difundió Noé Esparza Hernández, que es capaz de despertar muchas de las capacidades dormidas del ser humano.
Visión extra ocular, trata de formar niños amorosos, responsables y respetuosos, para que, en un futuro cercano, puedan lograr grandes cambios de los que está ávida la humanidad.
Las facultades telepáticas y otras dones extra normales (para la mayoría) que desarrollan en estos cursos y que todos podríamos reaprender, ya que cada ser humano es un mundo de posibilidades, las usarán para mejorar su entorno y poco a poco al mundo, porque son enseñanzas para beneficiar y no para vanagloriarse, transformando conciencias con el fin de cambiar vidas, como parte esencial de este aprendizaje.
Al despertar nuestras capacidades y posibilidades, nos daremos cuenta de lo que somos y quienes somos. Nuestra vida y el mundo cambiarán y estaremos en el paraíso que habíamos perdido y habremos recuperado.

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