OPINIONES

Las quejas disminuyen la capacidad cerebral

Yolanda Pardo

Las quejas disminuyen la capacidad cerebral, tanto de quien las emite como de quien las recibe, según han revelado investigaciones neuro científicas. Los empleados de los departamentos de quejas, deben tener un modo de protección, un caparazón que los blinde, para que no se vean afectados por tantas querellas, pero bueno, al fin y al cabo, es su trabajo.
Pero ¿cómo hacemos con las que recibimos de quienes tenemos en nuestro entorno familiar, cuando alguno o varios de sus miembros que parece que hasta por hobby se quejan día tras día?
Es harto difícil sustraernos, hacer caso omiso de los lamentos de nuestros seres queridos ya que nuestro cerebro está programado para la empatía. Las quejas no sólo afectan las redes neuronales de quien las emite, sino también de quien las escucha.
Las neuronas llamadas de espejo se encargan de experimentar las mismas sensaciones que la persona que está con nosotros, como alegría, tristeza o ira. Nuestro cerebro intenta imaginar que siente y piensa esa persona para poder actuar en consecuencia y moderar nuestro comportamiento así la empatía se vuelve un arma de doble filo que actúa en nuestra contra, ya que, al escuchar al quejoso, en nuestro cerebro se liberarán los mismos neurotransmisores que en el suyo.
El cerebro es un puesto de mando que controla el cuerpo, al menos eso nos han dicho y es por eso que las quejas consolidan las sinapsis negativas en él, impactando en nuestra salud, cuando alimentamos emociones negativas, se reflejan en nuestro cuerpo, ya se han hecho variadas investigaciones al respecto.
Es preciso aclarar que las sinapsis son las estructuras o los mecanismos que permiten la comunicación entre dos o más neuronas de los miles de millones de nuestro sistema nervioso.
Al quejarnos alteramos nuestras redes neuronales y puede tener serias consecuencias para nuestra salud, y creíamos que nos liberaba, qué equivocados estábamos. Según investigaciones de neuro científicos, de la frecuencia e intensidad emocional con la que nos quejemos, dependerá que nuestro cerebro sufra cambios significativos, debido a que esta constante condición de frustración e impotencia, el cerebro liberará hormonas como noradrenalina, cortisol y adrenalina que terminan por alterar el funcionamiento normal de este órgano, que a veces funciona más bien como un músculo.
Estudios realizados en la Universidad de Yale, han revelado que estar expuesto de manera reiterativa a las quejas, durante media hora o más, así sea en los medios de comunicación, puede influir en la inteligencia y convertir en un tonto a quien las escucha, ya que puede despegar las neuronas del hipocampo, que es la parte del cerebro que se necesita para resolver problemas.
Tanto en situaciones de depresión como de estrés, explicaron, ocurre una desregulación de la sinapsis y se produce una atrofia neuronal, con lo que lógicamente disminuye nuestra capacidad cerebral e inteligencia. Quejarnos es una manera de condicionarnos que genera rechazo en los demás y termina por deteriorar nuestras relaciones de pareja, familiares, laborales y aleja a nuestras amistades.
La buena noticia es que se puede solucionar, tanto para no quejarnos tanto y de todo, que finalmente sólo nos traerá enfermedades, como para alejar o persuadir a quien lo hace con nosotros.
A veces pasamos adversidades impredecibles de las que no tenemos control y podemos lamentarnos o pensar de qué manera podemos lidiar con estas circunstancias y sobre todo qué podemos aprender de ellas.
La energía que utilizamos en quejarnos bien la podríamos utilizar en resolver los problemas y adversidades.
Al tener eco de sus circunstancias adversas, quien se lamenta, continúa con su cantaleta, más por costumbre que por necesidad. En este caso, aplicar aquel refrán de que, a palabras necias, oídos sordos y cambiar educadamente de tema, así una y otra vez, hasta que se dé cuenta de que nada va a lograr.
Es diferente poner atención a algo que está mal que a quejas constantes. Ante estas, lo conveniente es tomar distancia, alentar a quien se lamenta a que resuelva sus problemas y usar técnicas mentales que nos aparten de esas situaciones y así salvar nuestra integridad neuronal.

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