EDITORIAL

Informe capital

Contrario a lo que por momentos algunos calcularon, no hubo presencia de inconformidad en el informe del alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Fernando Castellanos Cal y Mayor.
Durante un año de gobierno, en las redes sociales se leyeron una serie de críticas a su administración que, por su volumen, daban la idea de que en serio existía esa oposición presente que, al final de cuentas, no se vio y ni se hizo presente.
¿Entonces todo bien?
El asunto es que gobernar no es lo mismo que exponer una idea y a veces, no sustentada: las redes han creado mucho bloff en torno a temas que se inflan supuestamente por la dimensión de los seguidores, pero ha quedado claro el manipuleo que se da con eso de los like.
Muy aparte de eso, la realidad es que Tuxtla tiene muchos pendientes urbanos, que se desnudaron en parte con las inundaciones del pasado 2 de septiembre, y recién una serie de eventos delictivos al alza desde hace dos meses en la vía pública, que se contraponen al análisis del INEGI de ciudad segura, que lamentablemente no es actualizado: deriva de una estadística de hace meses que no es “tiempo real”.
Entendemos que en la política científica esas cosas se tomen como certeza, pero ayer mismo hubo dos asaltos en la capital del estado, que finalmente preocupa.

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