ARTE Y CULTURA

La francesa Ophélie Gaillard, figura estelar del Cervantino

Ciudad de México l Su aura de misterio, esa capacidad permanente de sorprender inclusive al intérprete hacen del violonchelo un instrumento profundamente erótico, afirmó ayer viernes la francesa Ophélie Gaillard (París, 1973), considerada hoy día una de las más importantes ejecutantes de ese instrumento el mundo.
“Una de sus particularidades es que alterna y se mezcla muy bien con otros instrumentos. Justamente esa posibilidad de ir hacia lo demás es lo que me atrae, lo que más me gusta de él”, destacó la intérprete, quien visitará México en octubre próximo como una de las figuras estelares del 44 Festival Internacional Cervantino (FIC).
En videoconferencia desde la capital francesa, Ophélie Gaillard se definió como una “intérprete mitigada”, en el sentido de que siempre busca mantener el equilibro entre las dos atmósferas emocionales que caracterizan al violonchelo: la festiva y la melancólica.
“Disfruto mucho de explorar esos extremos. Por ello es que siempre busco estar a la mitad de ambos. El chelo es muy nostálgico, conmovedor, triste inclusive, pero también festivo y cercano al baile. Lo que más me interesa, entonces, es explotar esos contrastes”, explicó.
La intérprete se presentará el 21 de octubre en el Templo de la Valenciana, en la capital guanajuatense, como parte del FIC. Para la ocasión preparó un viaje sonoro por obras de raíces folclóricas, ricas en tradiciones populares de la península ibérica y América Latina, que integran su más reciente producción discográfica, Alvorada.
De tal manera, ofrecerá un programa que incluye piezas de Manuel de Falla, Gaspar Cassadó, Heitor Villa-Lobos, Egberto Gismonti, Gerardo Carneiro y Astor Piazzolla, además de una improvisación de milongas.
En su opinión, la popular es una música que no sólo le va muy bien al violonchelo, sino incluso le es muy natural, puesto que desde el siglo XVII la vocación de aquél ha estado apegada al baile, a la fiesta.
Consideró que el gran reto que implica la ejecución de música tradicional radica en establecer un lenguaje en común entre esa tradición y la de la música académica, lograr un punto de encuentro entre la articulación, el fraseo y el ritmo de ambas vertientes.
“Si esto no se consigue es como el acento extranjero en un idioma; la música no suena auténtica, sino falsa. Y algo muy importante en la música es la noción de autenticidad”, concluyó.

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