DESTINOS

Edzná

El viajero pasea por el sitio arqueológico de Edzná, al sur de Campeche, y piensa que algunas ciudades son como objetos inmóviles en el tiempo, y que, en tiempos como los nuestros, dominados por la idea del presente, quizás, sea una buena elección plantearse paseos como éste, paseos que nos faciliten habitar el tiempo. Vivir el tiempo, moverse, caminar en su interior.
Fundada hacia el 400 a.C., su apogeo se produjo en el periodo Clásico tardío. Desde el año mil se inició una ligera decadencia que culminó con la desocupación total hacia 1450.
En 1906 el jefe político del entonces Partido de Campeche comunicó al gobernador la existencia del yacimiento arqueológico, pero no fue hasta 1927 cuando Nazario Quintana Bello, Inspector de Monumentos de la SEP, lo dio a conocer con el nombre de Edzná.
La restauración más importante de Ednzá fue realizada, bajo el patrocinio del INAH, entre 1970 y 1976, por Román Piña Chan. Las últimas obras (1994-1997), fueron dirigidas por Antonio Benavides, contando con jornaleros y albañiles guatemaltecos provenientes del campo de refugiados Quetzal-Edzná y el patrocinio de la Unión Europea.
El yacimiento se enclava al fondo de un valle que durante la temporada de lluvias se solía inundar. Para remediar el problema, se realizó una compleja y extensa red de canales, que partía desde el centro del asentamiento en forma radial hacia los labrantíos vecinos y también hacia una laguna, transformada en represa mediante muros de contención.
Los canales servían para transportar mercancías y personas y, obviamente, cumplían funciones defensivas. De esta forma, el aprovechamiento agrícola del territorio fue mejor aprovechado y más intenso que en otros lugares, lo que explica la importancia que llegó a alcanzar la ciudad.
Las construcciones monumentales más importantes se asientan en la Plaza Principal, a la que se accedía por dos sacbés (calzadas mayas).
La Casa Grande, conocida en el lugar como Nohochná, es una estructura que fue utilizada para labores administrativas, aunque también pudo funcionar como una especie de graderío para presenciar eventos celebrados en la Plaza Principal y en la Gran Acrópolis.
El Templo del Sur data de entre los años 600 al 900 d.C. y tiene 5 cuerpos con molduras voladas.
El Juego de Pelota es peculiar por contar en la parte superior de sus dos estructuras paralelas algunas habitaciones que posiblemente fueron utilizadas para colocar en ellas las imágenes de las deidades asociadas al juego, además de los vestuarios.
Más conocido, el Templo de los Mascarones, así llamado por las características máscaras de estuco que lo adornan, está dedicado al dios del Sol, al que se representa con las características antropomorfas y los atributos estéticos propios de la élite, tales como estrabismo, mutilación dental, narigueras, orejeras y grandes tocados zoomorfos.
Muy cerca, la Pequeña Acrópolis es un basamento que data del 200 a.C., en cuya cima existen 4 edificios que conforman un patio central. Algunos de los elementos más antiguos de Edzná proceden de este lugar: un gran mascarón de estuco del Preclásico Superior, tres estelas del octavo baktún (entre los años 41 y 435 d.C.) y cerámica fechada entre los años 400 y 250 a.C.
Por su parte, la Gran Acrópolis tiene planta cuadrangular, sobre la cual destacan varias estructuras monumentales y, especialmente, el Edificio de los Cinco Pisos, una pirámide de cinco cuerpos con numerosas habitaciones y un santuario en forma de cruz, cuyo techo conserva remates de crestería, en su día decorados con figuras moldeadas en estuco.

Ochocientos metros al noroeste de este edificio, se encuentra una de las mayores estructuras de Edzná, conocida con el extravagante nombre de “La vieja Hechicera”.
Debe reseñarse finalmente, el Patio Puuc y el Templo del Norte, con una amplia escalinata cuyo eje principal conducía a dos crujías alargadas, que fueron tapadas y decoradas con paneles con tamborcillos. Frente a este templo se localiza una plataforma en forma de C correspondiente a la ocupación más tardía de Edzná: 1200-1400 d.C.
Lo más relevante de Edzná, son sus más de 20 edificios monumentales que nos habla de la concentración del poder político, económico y religioso ocurrido en tiempos precolombinos, especialmente entre los años 600 y 1200 de nuestra era. Edzná fue una capital regional, en la que sus habitantes construyeron un ingenioso sistema de canales, que llegan a medir hasta seis kilómetros de longitud, así como depósitos para captar, almacenar y distribuir el agua, además de calzadas de piedra que comunicaron a varios de los conjuntos arquitectónicos más importantes.

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