OPINIONES

Sin tanto rollo

Eduardo González Silva

Los comandantes de la Revolución

La presencia de Barack Obama Hussein en Cuba, con la imagen difundida a todo el mundo al momento del arribo del Air Force One, gigantesco Boeing 747 en el aeropuerto José Martí de La Habana, sólo se explica en el sentido de que fue para recoger sin ambages, los beneficios dejados por la Revolución a 57 años de su triunfo.
Con el fallecimiento de casi todos los dirigentes del exilio cubano en Miami, con poderoso peso político y económico en el Congreso estadunidense, que jamás hubieran permitido que ocurriera, el presidente de la Unión Americana, llegó ni más ni menos que al “Territorio Libre de América”.
Con un Fidel Castro Rus vivo, y con su hermano Raúl al frente del gobierno en la isla, el presidente de Estados Unidos hizo a un lado la añeja condena contra el régimen sobre los derechos humanos, la libertad de expresión y los presos de conciencia, además de disimular el reclamo de la devolución de la base militar de Guantánamo, para permanecer dos días.
Del lado de los comandantes, se debe considerar un logro más en su estrategia diplomática con las variantes necesarias conforme a las circunstancias y tiempos vividos, una vez que la economía en la isla en términos financieros está en bancarrota, con reducidas posibilidades de dotar a la población de las necesidades básicas.
La carencia en Cuba es total, la “libreta de racionamiento” aún cuando existe, ya no funciona para cubrir el consumo diario de una familia cubana. La Opción Cero decretada luego de la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que trajo consigo apagones diarios de energía eléctrica, logró que la Revolución pudiera en parte salir de la emergencia.
A las necesidades de los satisfactores básicos, la población sufre y padece en el día a día en todo el país la falta de transporte público. El chavismo venezolano envía petróleo, mismo que debe ser convertido en gasolina en refinerías chatarras, similar a México, con reducida capacidad de refinación.
“Último”, preguntan los cubanos al llegar a la parada de la guagua, para saber que se deben formar detrás de la persona que levanta la mano, al momento que llegué la unidad para llevarlos a su casa, trabajo o escuela, luego de una larga, muy larga espera. Sí, la Revolución los hizo ordenados.
Y dentro de ese orden, destaca el talento nato de un pueblo muy apreciado por los mexicanos, excelentes peloteros, grandes músicos y cantantes, poetas y escritores, mujeres dotadas de rostros y figuras esculturales, sorprendentes atletas, y hoy en día vanguardia en la investigación científica.
A diferencia de México donde muchas mujeres dan a luz en la calle afuera de los hospitales, en la isla las madres reciben atención desde días antes, ningún niño deja de ir a la escuela por falta de recursos, trabaja o pide dinero en la vía pública.
La formación que reciben en las escuelas es de excelencia, nada que comparar con la simulación de enseñanza que se práctica aquí en nuestro país. El 99 por ciento de la población sabe leer y escribir, el resto son infantes.
Los cubanos tienen mucho que ofrecer, y los estadunidenses lo saben, son vecinos apenas los separan 200 millas, y por esa riqueza es el acercamiento de Washington con La Habana. El régimen revolucionario ve una nueva opción, antes de dirigir un discurso antiimperialista y contestatario de ocho horas o más, de que el acercamiento es intento para desestabilizar al sistema socialista.
Saben que Nicolás Maduro no tarda en dejar el poder en Venezuela, su única fuente de abastecimiento de petróleo. El azúcar (no la de Celia), no tiene ya mercado en el mundo, son insuficientes los dólares que captan por exportar langosta, tabaco y ron.
Para Cuba, no hay más que aceptar el restablecimiento de relaciones con el imperialismo yanqui, ahora que todavía están vivos los comandantes de la Revolución, y tener listos cuando llegue la hora a los cuadros que los sucederán.
Raúl Castro al advertir a Barack Obama en la conferencia de prensa conjunta, que “por encima de las diferencias que tenemos y que tendremos”, está dijo el arte de convivir de forma civilizada en las diferencias, mencionó que el gobierno de la Revolución desea coexistir con beneficio mutuo.
Mientras que Obama, en la peculiar retórica de su discurso, reitero que es asunto soberano y exclusivo de los cubanos decidir sobre su futuro, en tanto que en la isla en medio de su sofocante calor, la vida cotidiana transcurre con lentos muy lentos cambios.

Print Friendly, PDF & Email

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *